La Organización de los Estados Americanos (OEA) se pronunció en solidaridad con México, condenando firmemente la reciente intrusión de la policía ecuatoriana en la embajada mexicana en Quito. La resolución, aprobada este miércoles 10 de abril, con una abrumadora mayoría, muestra el respaldo internacional hacia México en este delicado asunto diplomático.

La resolución, presentada por la delegación de Colombia ante el Consejo Permanente de la OEA, recibió 29 votos a favor, un voto en contra y una abstención, con dos países ausentes en la votación. Este contundente respaldo refleja la preocupación compartida por los países miembros ante la violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Institución del Asilo Diplomático.

Los hechos que motivaron esta resolución tuvieron lugar el pasado viernes, cuando la policía ecuatoriana, por orden del presidente Daniel Noboa, ingresó a la embajada mexicana en un intento de arrestar a Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador, quien había solicitado asilo político en México. Las imágenes de las cámaras de seguridad, mostradas durante la sesión de la OEA, evidencian la violencia ejercida contra el personal diplomático mexicano durante la operación.

A México se le respeta

Como respuesta a esta agresión, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, decidió romper relaciones diplomáticas con Ecuador. Esta acción, respaldada por la resolución de la OEA, busca defender los principios fundamentales del derecho internacional, especialmente en lo que respecta a la inviolabilidad de las embajadas y el asilo diplomático.

La resolución de la OEA no solo condena la intrusión en la embajada mexicana en Ecuador, sino que también hace un llamado al diálogo entre ambos países para resolver esta situación de manera constructiva y respetuosa. Asimismo, reitera la importancia de respetar los tratados internacionales que regulan el asilo diplomático y las relaciones entre Estados.

La posición unificada de la OEA en apoyo a México refuerza la importancia del respeto a la soberanía y la integridad de las misiones diplomáticas, así como la necesidad de buscar soluciones pacíficas y dialogadas ante conflictos internacionales.