Continúo degustando el agradable sabor del triunfo electoral del pasado 6 de junio. Siento la enorme satisfacción de vivir en un país que se acerca al ideal democrático, confirmado incluso por los resultados adversos registrados en la Ciudad de México, los que ofrecen un claro mentís a los agoreros de la dictadura y el autoritarismo.
Respiro el delicioso aroma de la libertad y de la actitud fraterna y solidaria de una gran mayoría de quienes aquí vivimos.
El resultado confirma la vigencia de un régimen de gobierno exitoso, en cuyo proyecto nunca se incluyó el enfrentar la más virulenta pandemia de la historia reciente, pero que mostró a un gobierno eficaz y eficiente.
Que partiendo de tremendas limitaciones heredadas, tuvo la capacidad de aplicarse a reconfigurar el sistema de salud de manera de responder ante la adversidad.
Hay que recordar que el tema de la salud para todos, gratuita y de calidad es consustancial al Proyecto Alternativo de Nación y que el Presidente le dedicó las giras de fin de semana, durante su primer año de gobierno, a conocer y evaluar el estado en que se encontraba el sistema de salud y, antes de la pandemia, ya había dispuesto las obras de conclusión y remodelación de hospitales en todos los niveles de atención, la ampliación del deficitario personal médico y el arreglo de la corrupta compra de medicamentos.
De esta suerte, el Covid-19 pudo ser enfrentado en mejor condición. No quiero imaginarme lo que hubiese sido el siniestro si hubiese continuado el régimen neoliberal.
El segundo tramo de gobierno trae muy buenos augurios. Podemos estar razonablemente tranquilos de que la pandemia no volverá, que toda la población estará vacunada y que la economía muestra signos de recuperación acelerada.
Tanto por el vigoroso impulso de las exportaciones y las remesas de los migrantes, como por una importante recreación del mercado interno basado en la gran dispersión de recursos de los programas de bienestar social.
Va quedando de manifiesto que al voltear la tortilla y redirigir el presupuesto a la base de la pirámide rinde mejores resultados.
Ya entendimos que la riqueza no gotea hacia abajo, pero que si humedece hacia arriba; si abajo hay capacidad de consumir, el comercio, la industria y el campo progresan.
Esta es la expresión práctica del lema “por el bien de todos, primero los pobres”, que no es un simple postulado altruista sino un diseño de política económica y social.
Por su parte, los grandes proyectos de infraestructura avanzan sin pausa y permiten aventurar una significativa contribución al crecimiento de la economía.
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles resolverá la añeja saturación aérea del centro de la república a un costo mucho menor al proyectado por el corrupto régimen anterior.
El Tren Maya amplía varias veces la oferta turística y la capacidad de recepción; el Corredor Transístmico competirá ventajosamente con el Canal de Panamá abriendo una importante oportunidad de comercio e industrialización en el sureste del país,
Refinería de Dos Bocas, junto con la recuperación de la capacidad de las refinerías existentes, adicionadas de la compra de la Deer Park, evitarán las importaciones de combustibles con la valorización del recurso petrolero nacional.
Todo ello adicionado de otras importantes obras de infraestructura que ofrecen un panorama de progreso inédito en los últimos cuarenta años.
Agréguese que todo se hace con recursos propios resultante de una correcta operación fiscal y sin atender a restricciones ni recetas internacionales. Podemos esperar un futuro venturoso.
En materia de seguridad, tema tan doloroso para todos, también veo un futuro promisorio.
El triunfo de la 4T en once estados ofrece una ampliación del esquema de coordinación de las policías estatales y federal, tan despreciado por gobiernos opositores, con lo que se tendrá mayor capacidad de combate al crimen organizado y la procuración de la paz.
Lo único que estorba a estos buenos augurios es la coexistencia con una oposición ramplona, más dispuesta a descarrilar el progreso de México y recuperar sus fatuos privilegios, que a sumarse a un objetivo de generosidad para con el país que les permite ser libres y desarrollar su voluntad de progreso.
No todo ha de ser fácil y de buenas.
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