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septiembre 12, 2025Alicia y Canelo: dos espejos de lo que somos como país

Alicia entregó su vida salvando a su nieta. Canelo perdió los cinturones que lo sostuvieron como campeón. Dos personajes que nos colocan frente a lo que somos: un país que busca esperanza en sacrificios anónimos y que mide sus frustraciones en las figuras que caen.
Alicia entregó su vida salvando a su nieta. Canelo perdió los cinturones que lo sostuvieron como campeón. Dos personajes que nos colocan frente a lo que somos: un país que busca esperanza en sacrificios anónimos y que mide sus frustraciones en las figuras que caen.
Ingeniería Política / Por: Aldo San Pedro / [email protected]
Entre la tragedia que nos recuerda la fragilidad de la vida y la derrota que exhibe la vulnerabilidad del triunfo, México vuelve a demostrar que necesita heroínas y héroes, villanas y villanos para reconocerse a sí mismo.
Alicia, que entregó su vida para salvar a su nieta, y Canelo, que perdió los cinturones que lo sostuvieron como campeón, nos colocan frente al espejo de lo que somos: un país que busca esperanza en los sacrificios anónimos y que mide sus frustraciones en las figuras que caen. La verdadera pregunta no es quién gana o pierde, sino cómo convertimos esas historias en la brújula de una sociedad que necesita menos división y más sentido de comunidad.
En nuestra narrativa nacional siempre se ha construido un guion que oscila entre quienes encarnan el heroísmo y quienes cargan con la etiqueta de la derrota. Es un reflejo de nuestra forma de interpretar la vida pública: nos identificamos con personajes que nos permiten comprender un presente lleno de incertidumbre. Lo ocurrido con Alicia Matías y con Saúl “Canelo” Álvarez no son hechos aislados; son relatos que, puestos lado a lado, exponen la tensión entre lo que aspiramos a ser y lo que tememos perder.
Alicia Matías: la grandeza de lo cotidiano
Alicia Matías se convirtió en heroína al abrazar a su nieta en medio del fuego y las explosiones en Iztapalapa. No fue una figura pública, no buscó reconocimiento, ni imaginó que su nombre terminaría inscrito en los periódicos del país.
Su acción fue instintiva, un reflejo del amor que trasciende la lógica y que se convierte en ejemplo para mexicanas y mexicanos que, frente a la adversidad, suelen encontrar en la solidaridad el recurso más inmediato. Alicia representa la grandeza de lo ordinario, la posibilidad de que el sacrificio personal se transforme en símbolo colectivo.
Canelo Álvarez: cuando la derrota se convierte en reflejo colectivo
En contraste, Canelo Álvarez representa otra cara de nuestra identidad social. Durante años fue exaltado como ejemplo de disciplina, orgullo nacional y superación personal. Pero en el momento de su derrota frente a Terence Crawford, las voces que antes aplaudían se tornaron críticas, incluso burlonas. Su caída nos recordó que México tiende a exigir a sus ídolos perfección imposible, como si de ellos dependiera la medida de nuestra autoestima nacional.
El triunfo de ayer se convierte en la decepción de hoy, y lo que queda en el fondo es la dificultad de reconocer que la vulnerabilidad también forma parte de la grandeza.
Entre el heroísmo y la vulnerabilidad: la identidad mexicana
Estas dos historias nos revelan que seguimos buscando en figuras concretas —una abuela en un barrio popular y un boxeador en la cima del espectáculo deportivo— las claves para entendernos como nación. Necesitamos heroínas y héroes que nos devuelvan esperanza y villanas y villanos a quienes atribuir culpas.
Pero esa mirada simplificada impide ver que las lecciones más profundas están en cómo respondemos, colectivamente, a esos acontecimientos. Alicia inspira a construir redes de apoyo, Canelo debería inspirar a comprender que la derrota no disminuye la valía de una persona ni de un país.
En tiempos de polarización política, las heroínas y los héroes cumplen un papel esencial: actúan como puntos de encuentro en medio de las diferencias. Sin embargo, cuando idealizamos en exceso corremos el riesgo de convertir la admiración en pasividad. Las sociedades que avanzan son aquellas que aprenden de sus heroínas y héroes, pero no se detienen a esperar que sean otras y otros quienes resuelvan lo que corresponde a todas y todos.
De la anécdota al aprendizaje: la fuerza de lo comunitario
México tiene la oportunidad de construir una comunidad con sentido compartido si dejamos de reducir nuestra identidad a la suma de triunfos deportivos o sacrificios individuales.
Podríamos reconocer en Alicia el recordatorio de que la solidaridad salva vidas y en Canelo la evidencia de que incluso quienes parecen más fuertes son humanos.
Ese aprendizaje permitiría que el heroísmo no quede como anécdota y la derrota no se convierta en condena, sino que ambos funcionen como guías para la vida pública y la convivencia democrática.
La verdadera lección detrás de la tragedia de Alicia y la derrota de Canelo es que México no puede seguir buscando únicamente heroínas y héroes a quienes idealizar ni villanas y villanos en quienes descargar frustraciones. Lo que el país necesita es transformar esas historias en una guía para reconocerse en la solidaridad, aceptar la vulnerabilidad como parte de la vida y construir una comunidad menos dividida. Solo así podremos dejar de medirnos por victorias y derrotas aisladas y empezar a reconocernos en un sentido compartido de humanidad.
*X: @a_snpedro / Instagram: aldospm / Facebook: Aldo San Pedro