Los adversarios a la Cuarta Transformación están ofuscados, nerviosísimos, empeñados en desinformar, en lugar de sumarse a la tarea de dignificar la vida pública y al país. Por eso se les hace un atento llamado: si no ayudan, que no estorben.
La campaña contra la transformación la llevan a través de los medios que les son afines, aquellos que antaño pasaron por alto el saqueo de los gobiernos rapaces que se encargaron de vender y adueñarse de la riqueza nacional.
Diario hay un ataque, una columna o un montaje intentando lo imposible: que el pueblo deje de confiar en el gobierno.
Pero como decían las abuelitas, en el pecado llevan la penitencia, porque nunca han entendido que el noble oficio de la política es de dominio público, se cultiva con hechos, no detrás del escritorio ni con palabras huecas o falsas promesas.
Los malquerientes de la 4T tampoco se han dado cuenta, porque nunca se han ensuciado los zapatos, que la aceptación al actual gobierno no nació hace dos años, es la construcción de una base social hecha con las voces del pueblo verdadero.
“Es que esto no se conoce mucho porque no se han tomado en cuenta las acciones de un gobierno democrático que ha dicho que, por el bien de todos, primero los pobres”.
Así lo expresó hoy el presidente López Obrador, y aunque puede sonar reiterativo, parece que esta luz de realidad no ilumina el empecinado afán de los opositores.
“Se sorprenden nuestros adversarios de cómo es que hay guerra sucia, ataques constantes y la gente respalda al gobierno; entonces, se rasgan las vestiduras de manera hipócrita”.
A propósito del Plan Nacional de Vacunación que se llevará a cabo a través de 10 mil brigadas, en las que participarán 120 mil personas, los malquerientes ponen sal en su propia herida, porque les parece abusivo que los llamados servidores de la nación se empeñen en esa tarea.
Y es que no les queda claro, que para desplegar las 10 mil brigadas, hay trabajo detrás, una organización gubernamental y social que responde, no solo a la necesidad hoy urgente de la vacunación, sino porque han venido trabajando en cada comunidad.
Para que quede muy claro: “no hay un municipio de México, de los cerca de dos mil 500 municipios en donde no haya un Programa Integral de Desarrollo, no hay un pueblo en donde un adulto mayor no reciba una pensión”, por ejemplo.
Los siervos o servidores de la nación todos los días están picando piedra, cumpliendo una labor en alguno de los programas que la Cuarta Transformación lleva a cada pueblo.
Pero los acostumbrados a entregar frijol con gorgojo, aquellos que no saben que cada individuo es un ciudadano con dignidad y derechos, les parece obtuso pensar que el gobierno pueda emprender tareas titánicas, como llegar hasta el último rincón, llevar una vacuna, habilitar un hospital o sembrar un árbol.
Están esperando que la vacunación fracase, que la transformación fracase, pero en cada intento por derrocar al propio pueblo, se exhiben tal cual son: fanfarrones, hipócritas, traidores a la patria.
Allá ellos y su mala cabeza. Por lo pronto, respetuosamente se les recuerda que mucho ayuda, el que no estorba.
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M21