Por Gerardo Fernández Casanova / [email protected]

Con perdón de quienes piensan diferente, pero este servidor siente una gran satisfacción por el servicio que el actual gobierno ha venido prestando a la nación. 

El mayor de ellos la recuperación de la dignidad tanto nacional como personal; este es un valor que, siendo intangible, constituye el principal soporte de la identidad y el patriotismo, tan deteriorados en los últimos tiempos. La Revolución de las conciencias.

Tal servicio público se conforma de elementos tangibles como la obra pública y los apoyos sociales, así como de factores inmateriales en la forma y el fondo de la acción de gobernar: la honestidad, la comunicación con el pueblo y el compromiso de poner todo a su servicio y su bienestar.

Todo lo anterior no sólo es una apreciación personal; está constatada en la alta valoración que registran las encuestas de opinión, con el 70% de aprobación al Jefe del Ejecutivo, el segundo lugar en el mundo. Es un bellísimo cielo azul (no panista) y sin barruntos de tormenta.

Relámpagos artificiales

Sin embargo y sin razón, desde alguna caja ignota salen relámpagos –diría yo que artificiales- que buscan turbar la tranquilidad meteorológica, pintar nubarrones en el cielo raso; provocar sismos en la tierra firme y muchas otras calamidades en donde hay paz y, en alguna medida, logran su objetivo agitador y terrorista a manera de ejercicio de la oposición política, rayana, en algunos extremos, con la violencia del complot criminal.

2023 será un año sumamente delicado

En lo concerniente a la vida política se definirán las candidaturas a la presidencia y algunas gubernaturas (otras se definirán hasta 2024), lo que significa el momento más crítico y peligroso para cualquier formación política, principalmente para las de mayores posibilidades de triunfo electoral y que, por lo mismo, son blanco de los misiles de mayor calado. 

Es el caso de la coalición Juntos Haremos Historia, constituida por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México. La elección del 24 pende del éxito en la designación del candidato(a) en unidad y civilidad a partir de procedimientos de consenso y de su transparente ejecución.

Carentes de las condiciones para realizar una elección interna, entre otras cosas su aplicación por el INE, se recurre al método de la encuesta abierta como una instancia de participación política indirecta, pero con un grado suficiente de representación de la realidad, desde luego realizada con profesionalismo y honestidad. 

En esta materia el principal escollo a vencer es el consenso entre los aspirantes a candidatos para aceptar el método, las empresas responsables y, desde luego, los resultados.

Es un tema de bordado fino políticamente hablando y de exaltación del valor del poder como servicio al pueblo; cada aspirante tiene que asumir tal convicción, así como la de que en el rompimiento todos pierden, pero principalmente la población.

La oposición conservadora tiene muy claro el escaso apoyo popular a su causa, por lo cual enfoca sus dardos hacia los posibles aspirantes del movimiento transformador del obradorismo, con vistas a provocar su rompimiento o, por lo menos, a minar su competitividad, no sin contar con los propios aspirantes en su lucha interna. 

Adicionalmente, aunque no menos grave, es la preparación de todo un arsenal para desvirtuar la limpieza del muy seguro triunfo electoral de la izquierda en 2024. 

La malversación del Instituto Nacional Electoral y su defensa ante acciones legislativas tendentes a la racionalidad de su costo para el erario, es hoy su principal bandera. 

Es seguro el respaldo legislativo al referido afán, como puede darse por seguro el revés de la Corte a tal pretensión.

Son relámpagos en cielo claro que no formarán tormenta.

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