El manejo de la tragedia en los medios de comunicación de México es una auténtica y lamentable pena.
Hace unos días hubo un tiroteo en la Quinta Avenida de la ciudad de Tulum, en donde fallecieron dos personas y otras resultaron heridas.
Ni Doriga, ni Denisse, ni Brozo, ni Loret, ni siquiera el gran pensador Carlos Alazraki, mencionan la ineptitud para combatir al crimen de Carlos Manuel Joaquín González, gobernador de Quintana Roo, perredista y opositor al gobierno de Andrés Manuel.
¿Por qué no hay seguridad en Tulum? ¿Por qué hay una banda de criminales persiguiéndose en las calles, rafagueando a los locatarios y a sus comensales? ¿Qué tipo de grupo criminal es aquel, que bajo la indiferencia del gobierno plantea la extorsión en equivalencia al asesinato?
Resulta sumamente perturbador que en los municipios en los cuales este año 2021 acaba de entrar Morena, misteriosamente el “crimen organizado” utiliza la extorsión y el asesinato contra civiles, como nuevo formato para luchar por el control del territorio local.
Causa la sospecha de que los conservadores quieren demostrar que ellos son los que mandan “haiga sido como haiga sido”.
Ni siquiera imagino, las redes de complicidad delictiva que los gobiernos de la oposición tienen en estas zonas de México. A tal grado que el gobernador del estado guarda silencio, y en lugar de tomar la atención que se debe al tema, anunció con bombo y platino que se acaba de reabrir la ruta Cancún-Viena de Austrian Airlines.
La desconsideración hacia los habitantes de Tulum es estremecedora
El asesinato de dos ciudadanas extranjeras en el atentado contra civiles de la Quinta Avenida, no existe en el horizonte simbólico del gobernador de Quintana Roo ni de los periodistas al servicio de los conservadores. Sin embargo, ignorarlo no quita de en medio la culpa que carga todo gobernante y todo comunicador.
¿Quiénes son las otras víctimas de los atentados? Los locatarios, los empleados, las redes de economía que surgen alrededor y los comercios locales.
Incluso, las redes criminales de venta de estupefacientes se ven afectadas si los turistas dejan de ir a estos paraísos del LSD.
De manera que resulta inconcebible una pelea de vaqueros para destruir todo. Todo tipo de reactivación económica tras 18 meses de pandemia y estancamiento a la basura en una noche.
Como resultado del atentado, el gobierno de Alemania emitió una alerta para sus ciudadanos donde los exhorta a no viajar a México. Otros gobiernos pidieron a sus ciudadanos que se mantengan dentro de las instalaciones de sus hoteles y no salgan a las calles.
Una alerta de emergencia por violencia no parece la mejor estrategia publicitaria para el municipio, ni para ninguno de los giros comerciales que prosperan en esas tierras.
En todo el relato periodístico, el gobernador no aparece. Todo es culpa de la Cuarta tranformación de la vida publica de México, sus nuevos alcaldes y desde luego “el demente” que sale hablar todas las mañanas para decir que vamos bien, que el binestar social está en todas partes.
Este modelo del terror, en donde se entrena a un grupo paramilitar o se la paga, para ir a asesinar personas civiles, me recuerda esos viejos manuales de mediados del siglo pasado de la Escuela estadounidense de las Américas, en donde los principales objetivos eran las mujeres y los niños de los pueblos latinoamericanos sublevados.
De manera que a falta de tácticas para poder acabar con los grupos sublevados o las oposiciones, se atacaba directamente a las comunidades de apoyo. Como se hizo en 1995 contra campesinos de Guerrero en Aguas Blancas, en 1997 contra mujeres y niños en Acteal y Chenalhó, en 1998 contra campesinos en el Charco y en 2014 contra estudiantes en Ayotzinapa.
Al parecer, el terrorismo contrainsurgente de la Escuela de las Américas ha evolucionado. Sería completamente inmoral actuar del modo que los grupos contrainsurgentes actuaron hasta el cambio de régimen en 2018.
Durante los oscuros tiempos en que gobernó el partido conservador la desaparición forzada, el asesinato y la persecución de poblaciones vulnerables opositoras fue la estrategia de guerra que aprendieron los gobiernos neoliberales al servicio de los intereses extranjeros.
Actualmente que ya no son gobierno, no les queda de otra más que usar los grupos paramilitares o los grupos delictivos que ellos mismos dejaron instalados en distintas ciudades de México.
¿Quién notaría que son lo mismo?
Hasta el más irregular de los grupos comerciales es consciente, que los actos viles y cobardes de esta naturaleza atentan contra la tranquilidad y estabilidad económica de todo Quintana Roo.
Al inicio de la semana el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que a falta de voluntad política del gobernador de Quintana Roo para garantizar la seguridad, el gobierno federal mandará a la Guardia Nacional.
El siguiente fin de semana nuestro presidente estará en Quintana Roo para tratar el tema de seguridad en ese estado.
Ojalá que el gobernador perredista tenga tiempo de atender a la comitiva federal, no vaya ser que se le atraviese un cóctel con dueños de aerolíneas o comerciantes del divertimento informal.
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M21