Por Gerardo Fernández Casanova / [email protected]
El proceso de encuestas para designar a quien coordine los esfuerzos en defensa (yo mejor diría en pro) de la Transformación culminó el día de ayer, con el indiscutible triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo. Yo hubiera preferido a Noroña, como repetidamente lo manifesté en estas páginas, pero la favorita del pueblo fue ella.
Debo reconocer que es una mujer sumamente capaz para la administración de la cosa pública, preparada y honesta, formada y activa en la izquierda de siempre. No me cabe duda de que dará continuidad al proceso de la 4T, con estilo propio pero en congruencia con lo hasta ahora realizado por Andrés Manuel López Obrador. Así lo reconozco y así continuaré aportando mi granito de arena en la obra de construir un país mejor.
Cabe destacar que Noroña y el pueblo que lo respaldamos hicimos una hazaña al conseguir el tercer lugar en las preferencias. No es nada despreciable el 12% que registró la encuesta, siendo un candidato propuesto por el Partido del Trabajo, el más pequeño de la alianza, aún sin ser miembro de ese partido ni de ninguno otro.
Sin dinero ni respaldo de agrupaciones sociales ni figuras políticas destacadas del movimiento. Con sólo sus video charlas de todos días y su sencillo recorrido por el país, pero con la fuerza de su discurso, pudo remontar obstáculos e intrigas que lo marginaban y menospreciaban, logró captar voluntades y apoyos en el pueblo que se manifestaron con energía y entusiasmo.
Baste con ver el número de visualizaciones que alcanzaron las entrevistas que concedió en las redes sociales, incluidas las de conductores de noticias y comentarios de la vieja prosapia chayotera. Noroña les resultaba muy redituable, más que ningún otro aspirante, con el mismo discurso y sin acomodos al gusto del público del entrevistador.
Un dato ilustrativo: Noroña es el único político al que la gente del pueblo le contribuyó con dinero para su campaña; si bien en montos muy reducidos, la aportación tuvo un simbolismo excepcional y, repito, único. Me siento muy honrado por haberlo apoyado.
La nota discordante la dio Marcelo Ebrard, desconociendo el proceso demoscópico y sus resultados. Siempre me mereció respeto por su eficacia y por su valiosa contribución al gobierno de AMLO, sin duda. Me temo que nunca creyó en el procedimiento demoscópico; no hizo una campaña para lograr el respaldo popular; eligió malos asesores y les hizo demasiado caso. No obstante mantuvo un importante capital político, insuficiente para ganar la encuesta, pero valioso para negociar sus alternativas dentro o fuera del movimiento. Ojalá no siga dilapidándolo.
Lo real es que Claudia Sheinbaum será la próxima Presidente de México (ojo: decir “Presidenta” es una aberración). En cualquiera de las alternativas ideadas por la oposición, la Alianza Juntos Hacemos Historia tiene un enorme respaldo popular para ganar las elecciones de 2024 en todos los cargos a elegir. López Obrador cerrará a tambor batiente su sexenio con resultados muy exitosos, no obstante la campaña mezquina en su contra; este es un factor determinante.
Claudia Sheinbaum (ojalá se olvide del título de doctora) tiene el triunfo garantizado con sólo no cometer errores; asumiendo con claridad su capacidad de liderazgo (hasta ahora oculta) y radicalizando los postulados del proyecto alternativo.
Nos corresponde a todos y todas asegurar la continuidad del cambio democrático y popular. Contribuir con nuestro esfuerzo a la bonanza económica y a su justa distribución. Así continuaremos construyendo el grandioso país que merecemos.