Voto por voto, casilla por casilla fue una consigna impulsada por el movimiento lopezobradorista para demandar transparencia y legalidad en las elecciones de 2006 cuando el régimen antidemocrático impuso a Felipe Calderón frente al triunfo arrollador del entonces opositor Andrés Manuel López Obrador.
El fraude de 2006 no sólo heredó a la vida política y social, el grito “voto por voto, casilla por casilla”, sino que hizo patente el avasallador respaldo del pueblo al, hoy por hoy, líder más carismático de México. Un pueblo que llenó las calles y las plazas e hizo suyo el zócalo capitalino para dar testimonio de que nunca más permitiría un fraude.
Tuvieron que pasar años de lucha, constante, ardua. Andar por ciudades y plazas, marchar incansablemente, para lograr el gobierno del pueblo, alcanzado con la llegada de Andrés Manuel a la Presidencia, encargado de implementar una nueva forma de gobernar a través de los pilares de la Cuarta Transformación de la vida pública.
La herencia de salir y tomar las calles, demandar transparencia y legalidad en los procesos electorales, a través del “voto por voto, casilla por casilla”, hoy lo toma la oposición. Desperados, afligidos, los partidos del bloque opositor, están probando el amargo jugo de la derrota. Sí, es triste perder, pero en el México democrático que hoy se vive, la derrota de la derecha, es sin duda el triunfo de la ciudadanía consciente y politizada. Sí, aquella ciudadanía que en 2006 e incluso antes, tomó la calle y gritó: “voto por voto”, para hacer de la democracia una conquista real, legal, legítima. No fue fácil.
La oposición, con todo respeto, desconoce lo que es marchar, no sabe de la tenacidad que requiere cultivar un movimiento social. Perdón, pero andar tres calles, en tres ocasiones, en un par de años, no hace marea. Vaya, tal como reza el dicho: una golondrina no hace verano.
Pues resulta que desde que la oposición entendió que había perdido, inició con la idea de impugnar la elección del 2 de junio de 2024. Perder por 30 puntos de diferencia no les deja clara, la voz del pueblo. Sin embargo, México tiene hoy un presidente demócrata que defiende la democracia.
Así que durante la conferencia matutina de este miércoles, López Obrador manifestó su apoyo a la propuesta de contar los votos nuevamente. “Si me preguntan acerca de que se cuenten los votos, pues yo respondería: ¡Voto por voto, casilla por casilla! Porque el que nada debe nada teme, y la regla de oro de la democracia es la transparencia. Eso no lo aceptaron cuando el fraude de 2006”, expresó.
López Obrador recordó que la diferencia hoy es considerablemente mayor en comparación con la elección de 2006. Mientras que en esa ocasión Felipe Calderón aventajaba por sólo un 0.56 por ciento, la elección del domingo mostró una ventaja de más de 30 puntos. Con lo cual es inobjetable el triunfo de Claudia Sheinbaum, de la coalición integrada por Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde.
“La derrota para los conservadores fue una sacudida. Fue una zamarreada que hacía falta”, expresó López Obrador tras la inquietud de la oposición que no haya cómo entender ni recomponer el rumbo, mismo que perdió antes siquiera de contar con un/a candidato/a. Ciego es aquel que no ve ni aunque le griten.