Por César Montes desde la cárcel de Guatemala*
Aparentemente los marinos del apostadero de El Estor los han entrenado para combatir al pueblo Quekchí. El jueves 5 una lancha patrullera embistió a tres de los pescadores de la aldea del sur del lago de Izabal llamada Chapín Abajo. Por lo menos dos de ellos sufrieron heridas de cierta gravedad por lo que los marinos decidieron llevarlos para que recibieran atención médica en la población de El Estor.
El resto de la población de aquella aldea tomó la decisión de ir a exigir al apostadero que enjuiciaran y castigaran al autor del atropello de los pescadores que se dedicaban pacíficamente a labores con las que obtienen ganancias para el sustente de sus hijos.
Al llegar a las instalaciones militares los recibieron a balazos por los efectivos de la marina de guerra del ejército guatemalteco.
Parece que el ejército no ha cambiado ni con el nuevo gobierno de Bernardo Arévalo su actitud ante los campesinos de las poblaciones originarias quekchís del departamento de Izabal.
Parecen entrenados y amaestrados como perros de pelea que no razonan. Así no cambiarán nunca. Cambia el gobierno, pero el ejército es el mismo que no tiene una nueva doctrina de respeto a los derechos humanos de la población civil a la que trata como enemigos: no está para defenderlos, sino atacarlos por una u otra razón.
No pueden argumentar que recibieron órdenes, porque si les ordenaron disparar contra civiles desarmados que solo exigían justicia, debían y podían oponerse a cumplir una orden que va en contra de los derechos humanos de sus compatriotas desarmados. Esa práctica se ha demostrado su vigencia por lo que se llama Desobediencia ante órdenes ilegales.
Esa zona es de intensa actividad de los narcotraficantes. Sin embargo, nunca se ha sabido de enfrentamientos entre marinos y narcos que fuertemente armados se mueven por la zona de El Estor y el lago mismo.
En cambio, ya son varias ocasiones en las que los marinos se ven envueltos en enfrentamientos contra campesinos Quekchíes desarmados o pobremente armados con escopetas y rifles calibre 22.
Así fue en el caso de Chajmaik, llamado Semuy 2 por los ladinos, cuando murieron 3 marinos, quedaron heridos otros 3 y huyeron 3 más en 2019, cuando una patrulla de 9 marinos los atacó en su aldea hiriendo a una mujer de la tercera edad, por lo que los Quekchíes en legítima defensa en un lamentable incidente respondieron al ataque con el resultado ya apuntado.
Por ese caso me acusó el gobierno de Jimmy Morales, un ex comediante, borracho, corrupto, financiado en su campaña por capos del narcotráfico y marioneta de empresarios y militares.
Deduzco que era muy humillante reconocer que campesinos monolingües, indígenas, armados con un rifle 22 y dos escopetas derrotaron e hicieron huir despavoridos a los únicos 3 efectivos de tropas especiales que se salvaron de la respuesta de los aldeanos al ataque que provocó ese lamentable incidente. Decidieron acusarme de haber dirigido el ataque. Eso en parte les salvaría del humillante fracaso.
Por ese enfrentamiento, que terminó en derrota para lo que consideraban lo mejor de las tropas de marina, tuve que burlar toda la persecución y retenes de carretera del ejército y la PNC y pedir asilo en México, país donde nació mi padre y mis dos hijos varones y una hija. Estaba en los trámites de asilo y mi naturalización, cuando me secuestraron y me trasladaron clandestinamente a espaldas de las autoridades del gobierno del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, sin que mediara ningún trámite solicitando mi extradición. Los tentáculos de las nuevas autoridades corruptas de Giammattei llegaron hasta Acapulco Guerrero, sitio donde me encontraba al momento de ser víctima del mencionado secuestro.
Cuando llegué a la frontera de Guatemala con México el entonces presidente guatemalteco Alejandro Giammattei me dio la bienvenida y tomo como un éxito de su gobierno, haciendo saber su alegría por escrito el 12 de octubre de 2020, hace ya cuatro años.
A partir de mi detención, todo suceso de conflicto en la zona del lago de Izabal se atribuyó a mi persona a pesar de encontrar privado de libertad, al colmo que en algún noticiero y repetido por la prensa servil al gobierno, afirmaron que “las Tropas Especiales de César Montes estaban actuando en El Estor en contra de la empresa Compañía Guatemalteca de Níquel (CGN)”. Ahora según la prensa calumniadora y desinformadora, cuento con Special Forces, como si fuera un gobierno paralelo.
Imágenes: José David López Vicente,