Por Marco I. Dávila | Email: [email protected] | Facebook: Ixtli Amoxtli | Instagram: @xmiraza | X: @pormiraza1
Como es ya costumbre, los periodos electorales son una excelente oportunidad para los políticos antiinmigrantes, ya que, descaradamente, estos tienden a politizar, tomando lo más que se pueda de ventaja política y haciendo promesas populistas que jamás van a cumplir.
Son tiempos de elecciones y, como si ellos no tuvieran rol alguno en el actual desorden migratorio, hoy, los conservadores usan a sus anchas el tema de la inmigración para calumniar, y optan por el camino fácil de señalar a los inmigrantes como los causantes de los problemas de Estados Unidos.
La visión reaccionaria de los políticos conservadores se puede hallar en el discurso de Donald John Trump cuando, muy convencido de sí mismo, declara: que los indocumentados son “violadores”; que “no son personas”; que son “animales”; que “están envenenando la sangre de Estados Unidos”.
Pero, antes de echarle la culpa a los inmigrantes de los problemas derivados de la inacción e indiferencia de la clase política, vale la pena hacerse unas que otras preguntas, como:
¿En qué influye la incompetencia de los políticos para que haya tanto desorden actualmente? ¿Qué rol juegan aquellos legisladores que se la pasan bloqueando cualquier intento de reforma al sistema migratorio? ¿Hay de los políticos corruptos que solo siguen el dictado de quienes les financian sus campañas? ¿Qué hay de aquellos políticos tradicionales que, en lugar de gobernar a favor de las mayorías, gobiernan primeramente en beneficio de los intereses de la minoría más pudiente?
No, los inmigrantes no son los verdugos de la película; que los estadounidenses revisen bien sus datos, para no dejarse engañar por la politiquería del momento; que los congresistas y senadores federales en vez de repartir culpas, mejor hagan un autoanálisis, que hagan una autocrítica y, principalmente, que hagan su trabajo. En otras palabras, que arreglen, de una vez por todas, este desorden migratorio en el que tienen sumido al país.