Ya pasaron tres años desde que los neoliberales perdieron el poder, el control, el dinero, los negocios, los privilegios a cargo del erario público; y aún no se reponen. El proceso de luto no es una cosa fácil.
En los últimos doce meses muchos de nosotros lo hemos vivido a causa de nuestras víctimas que cayeron por la enfermedad del COVID-19. El duelo inicia con la negación e ira, después viene el enojo y la negociación, finalmente la aceptación.
Los políticos conservadores son un ejemplo desgarrador de un proceso de duelo que se quedó atrapado en la primera fase: negación e ira.
Claramente, si sumamos a esto las pérdidas humanas, financieras y sociales durante los complejos meses de pandemia, no se puede esperar sino una carencia absoluta de paz mental. O en pocas palabras, han perdido la cabeza.
Los conservadores, no entienden ¿por qué el 60% de los mexicanos? apoyamos con absoluta lealtad a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
Prefieren insultar, denostar y ridiculizar al votante mexicano -a un 60% de los votantes- Esa es la estrategia de los conservadores para regresar al poder.
El insulto político del conservador se concentra en llamar prostituta a la esposa del presidente, decir que nuestro mandatario es un violador serial, y llamarnos comecacas a los mexicanos -que en un acto democrático- decidimos sacar a la derecha abusiva del poder.
Los insultos pueden venir de una senadora del PAN (otrora de MORENA) o de un bot anónimo de la misma senadora.
También encontramos simples parroquianos del Internet, quienes hartos de su vida cotidiana, y como si se tratara de una arena de lucha libre, se suben al ring de la Inquisición de Facebook para aventar mensajes de texto al político en turno (si hubiera un emoticon donde lanzan piedras seguramente sería el más productivo de las redes sociodigitales).
El 1o de diciembre de 2018, cuando nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador ascendió a la silla presidencial, nos dio un mensaje que ninguno de sus votantes olvidaremos “Ya no me pertenezco, yo soy de ustedes”.
Quienes nunca han estrechado vínculos de solidaridad con nadie, carecen de empatía, o anteponen sus derechos personales sobre el bien común, jamás van a comprender ese mensaje.
El que gobierna, manda obedeciendo. No es el presidente Andrés Manuel quien ha hecho las grandes reformas para la transformación de la vida pública de México, es el pueblo quien gobierna a través de Andrés.
Defendemos un proyecto político y una investidura. Por esa razón nuestro presidente no caerá en las provocaciones de un grupo de individuos cuyo único propósito en su vida es la ambición personal. Tenemos un proyecto, y tenemos un gobierno. El gobierno del pueblo.
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M21