Por César Montes / Desde la cárcel de Guatemala*
El 29 de diciembre de 1996 en el Palacio de la Cultura de ciudad Guatemala se firmaron los incumplidos Acuerdos de la Paz Firme y Duradera. El entonces presidente de la República, Álvaro Arzú, de pie dijo a todos los medios el disparate siguiente: La paz se ha firmado.
Habiendo participado en los Acuerdos de Paz de Sapoa en Nicaragua, en marzo de 1988. Luego en los Acuerdos del gobierno de Alfredo Cristiani y el FMLN (El Salvador) el 16 de enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, México, estaba claro para todo el mundo y más para mí, que LA PAZ NO SE FIRMA.
La paz es un proceso de construcción difícil, con avances y retrocesos. Prolongada en el espacio de las naciones y en el tiempo que se requiere para buscar la reconciliación entre las partes que se enfrentaron a muerte durante años.
Esto también es parte de la saga de historias prohibidas del movimiento guerrillero con 36 años de duración, 200 mil muertos civiles según documentos. Más de la mitad de esas muertes fueron mujeres de todas las edades, previamente violadas y mutiladas.
Más de 600 aldeas arrasadas hasta sus cimientos. Muchos desaparecidos que nunca se supo dónde quedaron sus cadáveres para hacerles homenaje, como a mi hermano de padre y madre que no aparece en el listado oficial. Y luego supe que se lanzaron al mar ya descuartizado junto a más de 28 dirigentes de las FAR. A aquello le llamaron el Crimen de los 28 desaparecidos.
Luego de haber firmado los Acuerdos de Paz por la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), Rolando Morán y Gustavo Porras Castejón por el gobierno. Ambos se abrazaron y se palmeaban la espalda. Lo hacían con un entusiasmo que no todos comprendían.
Porras fue esposo de la entonces esposa de Rolando Morán, quien lo había marginado del EGP. Pero Porras regresó a su clase empresarial muy adinerada por medio de la amistad que unió a Arzú desde que habían estudiado juntos.
Lo nombraron negociador de los Acuerdos de Paz y como dice el refrán popular: No hay peor cuña que la del mismo palo. Me había enterado de una frase célebre de Arzú: “Ustedes prométanles de todo, que yo me encargo de no darles nada”. Es imposible que los negociadores de la URNG no se enteraran de esa decisión presidencial que fue cumplida con exactitud.
El negociador anterior, Doctor Héctor Rosada me invitó a México en 1995 en ocasión que estaban trabadas las conversaciones entre el ejército y la guerrilla. Me pidió información y la pregunta más sorprendente fue: ¿Sabes qué hay de cierto que la URNG quiere dejar una guerrilla escondida? ¿Cómo sabes eso?, le respondí.
Los militares me lo informaron porque tienen infiltrada a alto nivel a la guerrilla me respondió diciéndolo como algo muy natural y ya conocido. Me dejó estupefacto. Después de la firma de los Acuerdos, a principios de 1998, visité la Sierra de las Minas. Parte del escenario de guerra, por el sector de Panzós, Alta Verapaz. Ahí me recibió un pelotón de alrededor de 30 efectivos. Tanto hombres como mujeres. Cantaron los himnos de la guerrilla y otras canciones de la época de la lucha armada. Me informaron la difícil situación que habían vivido porque no los desmovilizaron nunca como si se hizo con todos los destacamentos armados de la URNG. Por eso la llamé La Guerrilla Olvidada.
Pasaron todo el año 1997 armados, pero nadie los perseguía. Iniciaron el proceso de bajar por grupos a buscar sus familias y sus pueblos de la etnia Quekchí. Primero visitaron sus lugares clandestinamente, entrando de noche y saliendo de igual forma, pero luego ya lograron irse legalizando uno por uno.
Dos años después, en 1999 me dijeron que habían escondido sus arma en lo que se llamaban buzones. Me indicaron dónde estaban sus armas. Las metieron dentro de toneles previamente engrasados. Pero al momento de abrirlo, descubrimos que el armamento se había convertido en chatarra, por efectos del agua acumulada por la tormenta tropical Mitch. Los cañones de las armas, reventaron. Los comejenes y polillas se comieron la madera de los AK-47. Las granadas estaban inservibles y el metal rajado por efecto del óxido y los materiales explosivos de las mismas.
Publiqué en la desaparecida revista Crónica, la de mayor circulación en ese momento, un artículo sobre la Guerrilla Olvidada. Incluí fotos de los compañeros ya integrados a la Fundación Luis Turcios Lima que legalicé en esos años. Incluso, al comandante Luis Botzoc Xol lo propusieron como candidato de la ex guerrilla. Jugó para alcalde del municipio del Estor en las elecciones de 2003.
A pesar de todo eso, me atacaron públicamente. El exsacerdote que dirigía la Fundación Toriello, Enrique Corral Alonzo, que llevó la lucha contra mi persona y la Fundación Turcios a extremos dogmáticos. Como buen jesuita, negaba la existencia de la Guerrilla Olvidada. Y me acusó que yo buscaba obtener beneficios económicos.
Se dedujo que el conflicto de ese director era económico. Porque su principal actividad era obtener financiamiento. Así como andar a la caza de recursos económicos que en muchas ocasiones se obtenían con lo que se denominó Resarcimiento a víctimas.. Le preocupaba que la Fundación Turcios Lima, que yo dirigía, obtuviera algunos resarcimientos. De los cuales ellos se quedaban con un porcentaje del aporte que se lograba.
En ocasiones lo que opina el enemigo ideológico y orgánico puede llevarnos luz para aclarar sucesos de ese tiempo, porque es útil saber que piensan.
Fundación contra el Terrorismo Dinámica de las Organizaciones y Actores de la Izquierda En palabras de Francisco Villagrán Kramer: Esta súbita avalancha de dinero procedente de la cooperación internacional, dividió a los mandos de las organizaciones revolucionarias.
Mientras unos comandantes decidieron seguir la lucha por medios políticos, fundando partidos para participar en contiendas electorales. Otros 36 comandantes como César Macías crearon fundaciones para captar esos fondos que empezaban a financiar todo tipo de proyectos.
La financiación proveniente del extranjero no sólo abrió la posibilidad de lucha por la captación, sino que planteó una deformación de los espacios sociales. Ya que los fondos crearon una especie de clientelismo y causaron en consecuencia un efecto negativo en la conformación de las organizaciones sociales del postconflicto. Así lo apunta el investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Santiago Bastos, en el prólogo al libro sobre estos movimientos escrito por Roddy Brett, cuando analiza en forma aguda: “Las primeras organizaciones surgieron a partir de la creación de Asamblea de la Sociedad Civil”.
Tres fueron los dividendos que la paz trajo consigo. El primero, el adiós a las armas que los guerrilleros, aún activos, dieron. El segundo, importantes aportes financieros y de cooperación que organizaciones internacionales, algunos gobiernos y la Unión Europea hicieron.
El tercero, el que organizaciones no gubernamentales -ONG-, extranjeras aportaron con el propósito de estimular e impulsar el desarrollo económico, social y cultural de las poblaciones más afectadas por el conflicto armado interno”.
De la información aportada por Roddy Brett en su importante estudio sobre los movimientos sociales, parece surgir una estrategia para ganar la paz en el plano político por la URNG derrotada en el campo militar. Una estrategia utilísima sin duda, pues permitió oxigenar a una izquierda que parecía condenada a languidecer sin pena ni gloria en el escenario político nacional”.
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*El 12 de octubre de 2020 César Montes fue detenido ilegalmente en México y trasladado bajo secuestro a Guatemala. injustamente detenido, preso y condenado a 175 años de cárcel, es el último guerrillero revolucionario del siglo veinte. Desde distintos países del mundo llegan firmas para que la justicia guatemalteca revea su situación y lo libere. Mientras tanto escribe desde su encierro y el Semanario PREGUNTAS publica sus recuerdos y reflexiones que interpelan críticamente a una sociedad que no atina a reaccionar frente a la embestida de la derecha. Aquí su entrega. (Nota del Editor de PREGUNTAS). *Este testimonio, publicado por el Semanario PREGUNTAS, se reproduce con permiso del autor.