Si queremos encontrar alguna similitud entre el antiguo “partidazo” y Morena, es que en este momento, no se vislumbra posibilidad alguna para que el partido en el poder pierda la presidencia. Hay razones suficientes para pensarlo.
Antes, cuando el presidente de la república en turno decidía quién habría de ser el sucesor, como parte de un mecanismo demagógico, pedía a Fidel Velázquez, líder eterno de la CTM, anunciara el nombre de quien sería el candidato, este, posteriormente asumiría como presidente.
Morena, por su parte, ha decidido respetar su estatuto y utilizar el único camino señalado en el documento básico. Será por encuestas, una de reconocimiento que depure, y otra, la final, que estará decidiendo el nombre de la mujer o el hombre que contenderá bajo las siglas del partido y alguna (as) asociación (es) políticas que busquen ir en coalición.
El mecanismo se encuesta abierto a toda la población con un sentido incluyente, es la gente quien tendrá la potestad de elegir a quién habrá de representarlos en la competencia por la presidencia de la república.
El método institucional de Morena sólo podría ser modificado por el próximo congreso que no vislumbra, entre sus propuestas, algún cambio al respecto.
Debemos recordar, Ricardo Monreal, que ciertamente es, todavía, militante de Morena, sugería la elección del candidato fuera como lo realiza el Partido Acción Nacional, en primarias cerradas a consejeros o delegados, qué, por su reducido número, podrían ser influenciados con mayor facilidad.
Los mexicanos, en virtud de los innegables avances en todos los órdenes, incluida la seguridad nacional, hemos decidido el sucesor del Presidente López Obrador sea otro Andrés Manuel pero esto es imposible.
Es difícil, por no decir que imposible, alguna persona reúna las cualidades humanas de dicho personaje: honesto, humanista, pasional, trabajador, creativo, inteligente y visionario.
Si, no es fácil encontrar un liderazgo con tantas virtudes que conmueva inclusive a sus peores detractores. El 27 de junio de 2018, Jesús Silva-Herzog Márquez, escribiría para el “País” lo siguiente:
“Si el candidato de Morena a la presidencia de México vence el domingo, su historia será la de alguien que ha creído siempre en su causa y, sobre todo, en sí mismo. No tiene ni padrinos, ni compañeros, y pondrá a prueba a todos”. Y agregaría: “Es el político más raro y talentoso que ha conocido México en muchas décadas”.
La aseveración de Silva-Herzog -que comparto- echa por tierra los discursos acomodaticios de Fernández Noroña y Ricardo Monreal, que con toda impunidad insisten en decir que son amigos del presidente. Este, por su parte, lo niega con la ironía que lo caracteriza. Muchos, la mayoría del pueblo, creemos logró la presidencia a pesar de tantos…
Alguna vez escribí la reelección debería ser una potestad del pueblo, de la misma forma que ahora es la revocación de mandato. Pero para que ello suceda, tendrían que presentarse cambios normativos, y, sobre todo, la anuencia de nuestro personaje que en todo momento ha negado esa disyuntiva.
Como no es posible volver a tener a López Obrador en la boleta, ni podemos encontrar a nadie con esas singularidades, lo más próximo a la eficiencia sería encontrar a una persona que respete su legado político y un proyecto de nación que genera tantos cambios positivos a pesar de una frágil resistencia estéril.
¿Y cómo encontrarla? Sin duda debemos hacer un recorrido por las trayectorias de todos aquellos que hayan compartido sus luchas, ideas, trabajos, iniciativas, desvelos e ilusiones. Esto sólo será posible en los más cercanos, en el “entorno vivo”, en los que se han fusionado hasta llegar a mimetizarse sin perder su esencia para seguir ampliando las propuestas que nuestro país espera.
La ciudadanía, responsables de la elección específica, han estado votando en encuestas previas por los posibles candidatos que podrían representar a Morena en la elección de 2024. La mayor aprobación tiene la misma consistencia de hace tiempo: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, seguidos con una gran distancia por Adán A. López y al último, Ricardo Monreal, que asegura no participará en la encuesta de este partido. Sin embargo, el senador garantiza estará en la boleta para la elección presidencial del 2024, lo que sugiere lo hará por la oposición.
El PRIANRD, a pesar de sus desencuentros en el estado de México, han confirmado, irán en alianza y ya barajan sus nombres: De la Madrid, Ricardo Anaya, Santiago Creel, Gabriel Quadri, Lilly Téllez y otros, sin que aparezca, todavía, el legislador rebelde. Su cercanía, hermandad, dirían algunos, con Dante Delgado, lo sitúan en Movimiento Ciudadano, en especial porque el hijo de Colosio ha dado un no definitivo.
“Técnicamente”, TODOS los ciudadanos mexicanos mayores de edad que no tengan algún impedimento legal. Pero, hay que matizar no se podría hacer una encuesta con 90 millones de personas, así que será la Comisión Nacional de Elecciones en Morena los que tendrán la facultad de elegir a los participantes en virtud de sus perfiles.
Sería deseable, el precandidato, provenga del mismo gabinete pues ha compartido trabajos y objetivos del partido y el presidente. También, será importante, haya gobernado a un estado que ponga en claro su capacidad para conducir. Que tenga, además, atributos suficientes de honestidad y buen nombre.
La Comisión Nacional de Elecciones en Morena, deberá atender también los antecedentes de los aspirantes a participar en las encuestas. No es posible que un diputado de otro partido, por razones protagónicas, pueda ser aceptado en esas listas después de haber votado junto al PAN las propuestas de iniciativas en Morena. Sería un terrible despropósito.
Hay que tener presente, ante una posible alianza electoral, el partido mayoritario, por razones obvias, impondrá al candidato.
Ignoramos si en 2024 Morena irá en alianza electoral con el PT y el Verde, lo que si sabemos es que Morena tiene una intención de voto, para aquel proceso, de un 40%, el Verde 5% y el PT 2.5%.
Lo procedente es que Morena haga su proceso de selección y, entre otros acuerdos, comunique que persona será el candidato a la presidencia de la república por parte de la alianza.
El compromiso que adopten PT y Verde con Morena en 2023 para la elección del estado de México será determinante para conocer el grado de solidaridad futura. No podemos olvidar ambos fueron adversarios en 2017.
La fortaleza electoral de la candidatura estará determinada por la generosidad de los precandidatos(as) para abrazar como causa común el apoyo a quien resulte vencedor(a) en las encuestas.
“La unión hace la fuerza, la discordia la debilita” (Esopo)