Por Norman F. Pearl @NormanFPearl
Muchos leímos, alguna vez, con alguna emoción emancipante, la obra cumbre de Henry David Thoreau, escrita en 1848, denominada “Desobediencia civil”.
Este pensamiento impreso, había tenido como inspiración su recuerdo carcelario por desacato, cuando se negara a pagar impuestos que, en su opinión, eran destinados a financiar la esclavitud y guerras injustas.
Se referiría específicamente a la guerra que Estados Unidos había declarado a México.
“Desobediencia civil”, publicada hasta 1866, sentaba las bases de lo que hoy se conoce como resistencia pasiva y ha sido un eficaz método de protesta pacífico para evitar acatar leyes consideradas injustas o inmorales.
Para otros autores, la desobediencia civil puede definirse como una acción de protesta colectiva moralmente fundamentada, que, violando normas jurídicas concretas busca un cambio parcial en beneficio de la colectividad.
Sin embargo, las sociedades actuales, se rigen por normas, reglamentos y leyes, sin ellas, la justa convivencia sería imposible.
Como parte integral de estas condiciones de vida encontramos que nuestras libertades estarán acotadas, en especial, cuando afecten los derechos de terceros. Su observancia obligatoria estará sugerida por el respeto espontáneo y las sanciones correspondientes.
En cualquier caso, todas las leyes son perfectibles, y esto, deberá ser motivo suficiente para que las luchas encuentren un sentido social que les aliente.
Morena, como partido político no está exento en el cumplimiento cabal de leyes específicas. Se sujeta, en primera instancia, a la Ley General de Partidos Políticos, y a sus propios documentos básicos: Declaración de principios, programa y estatuto, qué, si bien es cierto, presenta lagunas apreciables, cuenta con la capacidad para definir a su militancia, dirigencias, órganos internos, objetivos, trabajos y conductas específicas.
Este día, habré de exponer el desprecio por la legalidad que existe en el Consejo Estatal de Querétaro que vive en un estado permanente de anarquía, a través de una presidencia falaz e insostenible.
Como podemos ver, el Consejo estaba suplantando a la Comisión Nacional de Elecciones e impidiendo que los aspirantes hicieran su registro de manera directa. Para fortuna del partido, esta selección de afines fracasó.
Ángel Balderas Puga, nombre del responsable conductor de estos actos delictivos, en una rueda de prensa convocada en mayo del 2020, fue inquirido por la opinión que le merecían las denuncias interpuestas por Norman F. Pearl, contestando “ese señor no es de Morena, no tiene nada que ver con nosotros”.
Yo era el Representante Propietario de Morena ante el Consejo General del IEEQ donde permanecí tres años.
Antes, había negado la existencia de Yeidckol Polevnsky como militante de Morena. Ella era la Secretaria General del CEN de Morena en funciones de presidenta.
Ayer, después de haber recibido un abierto reclamo por parte de Mario Delgado por tratar de boicotear los esfuerzos del partido en la candidatura de Celia Maya y otros precandidatos externos a la presidencia municipal de Querétaro, contestó:
“Mario Delgado no es nadie para llamarme la atención a mí, si cree que con esto me voy a quedar callado, está muy equivocado”.
El ignora que Mario Delgado es el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, por tanto, responsable de la conducción política del partido en todo el país.
Ángel Balderas Puga, cuenta con más de 30 denuncias ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia por violencia política de género y acoso sexual, entre otras. Este órgano, deberá actuar con celeridad y aplomo para normalizar las condiciones que el partido deba vivir en el futuro.
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