Anteriormente se conocía a Guatemala como el país de la Eterna Primavera. Sobre todo cuando gobernaron los dos gobiernos de la Revolución, el de Juan José Arévalo Bermejo y el de Jacobo Arbenz Guzmán, derrocado por la operación encubierta de la CIA llamada en clave “PBSUCCES”.
Posteriormente desde que la ahora llamada Chiquita Banana, (antes United Fruit Company) impuso al militar Carlos Castillo Armas, se sucedieron continuamente fraudes y golpes de Estado, de cúpulas militares que llevaron a que este mismo país se le considerara el país de la Eterna Dictadura.
No hay texto sin contexto y se hace necesario explicar que desde 1960 estaba desarrollándose el feroz enfrentamiento armado interno de las guerrillas enfrentadas a sangre y fuego, con el período nefasto de un año del acusado y condenado por genocidio Efraín Ríos Montt. El listado siguiente puede comprobar lo que aseveramos:
Coronel Carlos Arana Osorio 1970 1974, General Kjell Laugerud del 74 a 78, General Romeo Lucas del 78 al 82, General Ríos Montt del 82 al 83, coronel Mejía Víctores del 83 al 86.
Del 14 de 1986 al 14 de enero de 1991 gobernó un ciudadano abogado de profesión Vinicio Cerezo Arévalo en lo que se llamó el “retorno a la era democrática”.
Hace necesario especificar que desde ese momento en adelante los militares estuvieron en la sombra, como poder detrás del trono de los presidentes civiles. El modelo sustituto fue que muchos ex militares llegaron a ministerios o instituciones que manejaban poder y-o dinero, para que mantuvieran posiciones dominantes.
Del 14 de enero de 1996 al 14 de enero de 2000 ocupó la presidencia Álvaro Arzú quien firmó los Acuerdos de Paz.
Se acordó que todas las muertes entre los combatientes del Ejército Guerrillero y el Ejército Nacional debían de ser excluidos de enjuiciamiento alguno. Por el contrario, se acordó que todos los muertos hechos a la población civil no combatiente serían sujetas a procesos judiciales. Calificados como crímenes de lesa humanidad.
Los gobernantes del país solicitaron a la ONU el establecimiento de tal entidad. Fue la que determinó las responsabilidades de los jefes militares y los jefes guerrilleros que debieran cumplir sentencias que merecían.
Luego de un enfrentamiento que se prolongó por 36 años y debido a lo que publicó la Comisión de Esclarecimiento Histórico, fue decidido procesar a uno de los responsables guerrilleros de una masacre que aún se encuentra preso. Luego de un estudio a profundidad se estableció que el 97 por ciento de las masacres las cometió el ejército, 1 por ciento por la guerrilla y el resto 2 por ciento no se pudo establecer responsables.
Estos procesos indignaron a los militares, a pesar de que muchos de los que han estado presos fueron personal de mediana y baja gradación. Ninguno de los altos mandos que estuvieron al frente de las tropas en el prolongado enfrentamiento está privado de libertad. Se considera que el enfrentamiento armado produjo la muerte de por lo menos 200 mil ciudadanos no combatientes comprobados con nombre, apellido, sitio y forma de donde fueron asesinados.
Los militares y sus familiares reclaman que quienes hicieron esas masacres son “héroes que defendieron la patria” del comunismo internacional. Difícil creer que más de 200 mil guatemaltecos fueran guerrilleros o colaboradores de las guerrillas. De haber tenido ese número de efectivos las guerrillas hubieran tomado el poder.
Se desmovilizaron apenas un total de 2 mil 928 excombatientes. Suponiendo que otro número igual no llegaron a desmovilizarse se comprendería que no llegarían a 6 mil los guerrilleros que participaron enfrentando a un numeroso ejército y policías con todo el apoyo económico, logístico, de inteligencia de los norteamericanos y los israelíes.
Muchos organismos creados a partir de la firma de los Acuerdos de Paz por parte de los ex militares han contado con financiamiento de sectores empresariales de derecha. Incluso de financiamiento que se acordó proporcionarles de parte del presupuesto de los gobiernos de turno.
Las ansias de venganza no se han calmado a pesar de más de 25 años de los incumplidos Acuerdos de Paz.
Esa es la razón por la que se me acusó falsamente de delitos que no he cometido. Nunca estuve en el sitio donde murieron los marinos por los que estoy siendo acusado. Tampoco invadí ninguna tierra de propiedad privada que es otro proceso espurio en el que ya quedó demostrado que fui mediador para solucionar el conflicto de tierra.
Sin embargo, se ha pedido en mi contra que cumpla 175 años de condena, en un barbarismo jurídico cuando no existía independencia de poderes en el gobierno anterior de la pareja de amantes más corruptos de la historia: Giammattei y su pareja sentimental Miguel Martínez. Es inaceptable que a los autores materiales de la muerte de los marinos les condenaron con 75 años y a mi persona quieren sentenciarme a 100 años más que ellos.
Es inaudita e incomprensible esa petición de sentencia. Por demás decir que es una sentencia política contra un preso político. Por parte de mi defensa se puso un amparo contra esa absurda solicitud de sentencia. NO TENGO SENTENCIA EN FIRME. Se ha ordenado resolver esa apelación en el próximo mes de marzo.
El siguiente texto lo transcribo de un artículo publicado por el Doctor Carlos Figueroa Ibarra, firme defensor de mi inocencia.
“El martes 29 de marzo del 2024 se decidirá si César Montes es absuelto y liberado en un verdadero acto de justicia o si el sistema judicial lo condena a muerte en vida. ¿Cuántos años puede pasar César Montes en la cárcel a sus ochenta años? ¿Cincuenta años como pide el Fiscal? ¿Treinta si le encuentran algún atenuante? ¿ocho años como están pidiendo a las personas que estuvieron en el lugar de los hechos? Cualquiera que sea el veredicto que no sea la absolución, será el triunfo del reaccionario proyecto criminal que persigue ferozmente a luchadores sociales y también a los funcionarios honrados que buscaron castigar a los corruptos que hoy mandan en Guatemala”.