Por Norman F. Pearl @NormanFPearl
El 9 de febrero de 1986, el departamento de policía de Mc. Allen, Texas (población fronteriza con Reynosa, Tamps,) detenía por un supuesto robo de armas, a Francisco, un joven mexicano que mostraría temprano su desdén por las normas y las leyes establecidas.
La clásica foto de ingreso a la cárcel, que fuera difundida en todo México, cobraba una especial relevancia.
Se trataba de un laureado personaje estelar en Acción Nacional que había recorrido todas las posiciones necesarias hasta situarse como gobernador de su estado.
Aquel distante evento juvenil sería justificado después como un acto normal por su protagonista: “Lo que pasó, fue un incidente de “huercos” matizaría con cinismo Don Francisco.
En el 2004, el mismo García Cabeza de Vaca buscaba la presidencia del municipio que le vio nacer, sin embargo, no contaba con los recursos suficientes para ello.
Existen testimonios “históricos” que lo explican: “Se necesitaban conseguir recursos del cártel del golfo para apoyar la candidatura de Francisco en Reynosa”, aceptaría Antonio Pérez Arguelles ante la Corte Federal del Distrito Oeste de Texas ratificando el vínculo del joven fronterizo con el crimen organizado.
En 2012, el inquieto Francisco se habría reunido, por “negocios”, con el “chapo” Guzmán y Genaro García Luna en Cabo San Lucas, Baja California. Este fue un testimonio escrito en 2015 por Tobin Bradley, quien fuera cónsul de Estados Unidos en Matamoros, Tamaulipas.
Recientemente, Alejandro Rojas Diaz Duran, suplente del senador Ricardo Monreal, habría interpuesto denuncias en contra del personaje panista por “sus vínculos con la delincuencia organizada, el “huachicoleo”, “lavado” de dinero, evasión fiscal, riqueza mal habida y su inédito patrimonio inmobiliario”.
Rojas también señala la participación de toda la familia cercana con el nuevo magnate en sus actividades “productivas”.
A fines del año pasado, Enrique Lozoya, exdirector de Pemex en el sexenio Peñista, declaró haber entregado sumas millonarias, como sobornos, al diputado Ricardo Anaya (que ahora disfruta “bañitos” de pueblo antes de que lo atrapen) y a un grupo de senadores entre los que se encontraban dos gobernadores actuales: Francisco Domínguez Servien (Querétaro) y el dinámico Francisco García Cabeza de Vaca que tal parece se encontraba en todas las “nóminas” posibles.
La Fiscalía General de la República ha pedido el desafuero de este último (por lo pronto) para juzgarlo por los delitos federales en que hubo incurrido (delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y fraude fiscal).
La Cámara de Diputados ha dado su anuencia y ahora corresponderá al Congreso de Tamaulipas desaforarlo, o pasar a la historia como cómplices deliberados.
La legislatura estatal se integra con una mayoría panista que siempre ha dado la espalda a sus electores. Esperemos lo peor.
Mientras tanto, el respaldo popular al panismo tamaulipeco se desvanece severamente.
El PAN nacional también acusa los efectos de la corrupción generalizada de sus miembros cayendo dos puntos para situarse en un 10% que ahora comparte con el PRI.
El PRD en su esperada despedida, se aferra a un generoso 3 %. Y Morena, fortalecida por los positivos actos del gobierno federal, gana una enorme credibilidad e intención de voto por un 44%. ( El “Financiero”03/03/2021).
¡La población mexicana apuesta por una paliza igual o mayor que en 2018!
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M21
1 Comment
Muy buen trabajo de investigación