Por Marco I. Dávila | Email: [email protected] | Facebook: Marco Dávila | Instagram: @xmiraza | X: @pormiraza1
Trump, cuando está en campaña es algo así como un Hitler en esteroides, para él todo es fácil, lanza amenazas a diestra y siniestra, promete infinidad de bondades y habla de todas las maravillas que va a hacer desde el primer día de su segundo mandato.
Sin embargo, Trump en el poder es una cosa diferente, como ya ha sido constatado entre 2016 y 2020, ya que se transforma en un estuche de excusas. Dicho de otro modo, todo lo que se hace bien es gracias a él y todo lo que sale mal es culpa de sus adversarios.
Mientras que los indocumentados tratan de ser felices, trabajar, estudiar, iniciar una vida nueva en un lugar nuevo donde piensan que tienen muchas oportunidades para sobresalir, personajes como Donald Trump se aprovechan de lo destartalado que está el sistema migratorio y del hartazgo de gran parte de la sociedad, para vilipendiar a los inmigrantes, hacer promesas falsas y acumular más poder.
¿Lo que hoy promete el trumpismo, lo cual es la misma cantaleta de siempre, por qué no lo llevaron a cabo durante los cuatro años que ya estuvieron en el poder? En cuatro años no deportaron a todos, no terminaron de construir el muro (México no pagó nada), no le quitaron la ciudadanía a los niños de padres indocumentados, no bombardearon México para supuestamente acabar con el narco.
Mi punto es que el nefario es Trump, no los millones de migrantes que por décadas son las víctimas directas de políticas conservadoras, echadas a andar en sus respectivos países por políticos que piensan igual o similar a este ex presidente, que hoy intenta llegar a la Casa Blanca por segunda ocasión.
Donald John Trump y James David Vance son nefarios, son habladores y son muy pero muy mentirosos. Nomás por eso van a perder en noviembre.