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octubre 18, 2025El mito de la presencia presidencial

En el pasado una de las tareas no escritas de los presidentes de la República, era legitimar el desastre, si el Jefe del Ejecutivo no asistía no existía la desgracia
Postigo / Por José García Sánchez
En el pasado una de las tareas no escritas de los presidentes de la República, era legitimar el desastre, si el Jefe del Ejecutivo no asistía no existía la desgracia. Era la única labor que realizaba el mandatario, de lo demás no tenemos testimonio.
Los medios se quedaron con la vieja idea de la demagogia prianista que, a la visita del Presidente o el gobernador, el desastre solucionaba buena parte del problema, cuando en realidad, lo que hacía era entorpecer las tareas de rescate.
Mala herencia
El culto a la personalidad –heredado de los más rancio de la Revolución Mexicana, y adoptado por el PRI como uno de sus verdaderos pilares–, manipulaba a grado tal que la ayuda real del gobierno se reducía a la presencia del Presidente.
La seguridad de los presidentes del pasado que no eran siquiera merecedores ni de una bala en la cabeza, aumentaba el circo que caminaba por las calles encabezando la marcha los payasitos del Ejecutivo, anunciando promesas que nunca se cumplieron, los reporteros, aplaudiendo como focas y contando los sobres amarillos que les daban los acompañantes de la caravana de la corrupción.
Llegaba el circo, no era ayuda, era el anuncio del gran negocio del presidente en turno.
A los trabajadores de los medios, se les juntaban en la bolsa hasta tres sobres llenos de dinero, por eso añoran “la rápida intervención del gobierno de otros tiempos”.
Si no vino a lo que vino…
La innecesaria visita del Presidente a los lugares afectados implicaba para los medios una movilización por la que cobraban cada centavo gastado, y mucho más no solo desplazar equipo de reporteros y cámaras sino un pago adicional y generoso, por cumplir con su deber y un plus: la entrevista con el mandatario.
Había más fotos que textos en las noticas, fotos y texto sin contenido, vacías como las cajas de despensa que entregaba el DIF. La máxima donación era una cobija y la foto con el Presidente.
Esa vergonzosa realidad ya pasó, y en términos reales la visita de los presidentes o gobernadores es no sólo innecesaria sino estorbosa, si no conocen el protocolo ni están capacitados en estrategias de rescate.
Mucho ayuda quien no estorba
Ahora, la estrategia real es diferente, como los medios saben que no habrá dinero, hacen coro con los ingenuos que denuncian que los funcionarios no han visitado la zona, como si ellos fueran quienes deben operar la ayuda, y una vez que están en el lugar del desastre golpearlos con críticas y exigencias basadas en mentiras, como el caso de la gran mentira de estudiantes desaparecidos que difundió a los cuatro vientos TV Azteca.
Además, la creatividad perversa de los medios creó imágenes donde los cárteles del crimen organizado repartían despensas a los damnificados, para demostrar que en esos espacios no había fuerza armada, cuando el Plan DN III estaba en los posibles lugares críticos desde el 3 de octubre. Hubo quienes les creyeron.
Para la derecha, los ingenuos, que todavía los hay, y los medios, el hecho de que no visiten el lugar dañado diputados, senadores, gobernadores y hasta la Presidenta es sinónimo de indiferencia, aunque estén trabajando 24 horas en la distribución de apoyos, o como si estos funcionarios fueran expertos en cargar piedras o desazolvar.
Vieja costumbre que se volvió vicio porque en realidad cada desastre era un pretexto para sacar más dinero del erario que salpicaba a todos, incluyendo a los medios.
La visión del desastre
La visión del desastre, a pesar de que era absurda, negaba toda ayuda, no era real, se convertía en un obstáculo para la reconstrucción, como sucedía con el Fonden, ahora lo que importa para la derecha nostálgica del dinero y la corrupción, es presionar para que regrese el subsidio millonario del gobierno a los medios.
Esto en Veracruz tiene ya una larga lucha estéril, de medios, reporteros y columnistas que utilizan la extorsión desde hace años, como medida de presión para alcanzar convenios de publicidad y si a esto agregamos un desastre de la magnitud que sucedió en la entidad, encontramos una guerra feroz contra todas las autoridades del estado, muestra de su desesperación para que vuelvan los tiempos del corrupto de Fidel Herrera que les regaló hasta el título de reporteros hasta a quienes leían los horóscopos. Pero no hubo un solo gobernador del pasado, en Veracruz, que no convirtiera el desastre en un negocio.
Los medios sabotean el gobierno federal, estatal y municipal. La consigna era no dejar gobernar a Morena, ahora pasan al segundo nivel, sabotear su esfuerzo.