Sobre la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega pesa una lápida de ignorancia que la lleva a quitar estatuas, porque le estorba la historia
Postigo / Por José García Sánchez
Sin duda la historia es como kriptonita para los conservadores que se sienten Superman. La visión de la derecha acerca de los acontecimientos que cambiaron el mundo no es importante, de ahí sus palos de ciego en el presente y su incertidumbre ante el futuro.
La ignorancia es otro de los atributos de una derecha tropical como la que vive México, cuya decadencia es evidente incluso para ellos mismos. Alessandra Rojo de la Vega acusada de mantener económicamente a las femininazis o “bloque negro”, y de sostener una relación extramarital con Santiago Taboada, a grado tal de que su esposo, Emanuel Grey, golpeó al ex alcalde de Benito Juárez, su pareja en ese momento, en el lobby del hotel Presidente de Polanco, el 21 de diciembre de 2021.
Muchos de los panistas, por no decir todos, desconocen quiénes tienen estatua a lo largo de Paseo de la Reforma, pero les llama profundamente la atención que la estatua del Che Guevara y Fidel Castro parezcan en un parque atrás del museo de San Carlos. Ese lugar donde seguramente nunca ha entrado la señorita alcaldesa, en la colonia Tabacalera. Donde ambos vivieron, y hay una placa en la pared de la casa de huéspedes donde residían, que tal vez también quiera robársela la destacada militante priista. Alessandra defiende más a los panistas porque sus correligionarios están muy ocupados en sobrevivir, o como pretexto para no saber nada de ella.
Alessandra también es famosa por impartir clases de cómo se aplica una inyección intramuscular, poniéndose ella de ejemplo y precisando el lugar exacto donde debe colocarse la aguja.
La rabia de la derecha contra toda historia que tenga que ver con la reivindicación popular, y el odio hacia los pobres que ellos multiplicaron en número, llega a extremos que carecen no sólo de lógica sino de bases legales. Aunque la pobre mujer quiera ampararse en las normas para retirar las estatuas, que seguramente se dedicarán a fundirlas de inmediato para que el fantasma de estos personajes no ronde la política mexicana.
Son expresiones de un PRI que se despide de la política nacional y de sus personajes que sólo pueden tener reflectores a través de este tipo de delitos.
El 16 de julio de 2025, personal de Servicios Urbanos de la Alcaldía Cuauhtémoc retiró la escultura Monumento encuentro, ubicada en el Jardín Tabacalera, tras una revisión administrativa que identificó diversas irregularidades en su instalación. “Ni el Che ni Fidel pidieron autorización para instalarse en Cuba… y tampoco en la Tabacalera”, ironizó Alessandra, mostrando su ignorancia.
Mientras sus líderes espirituales como Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, piden diálogo público para discutir, hasta la saciedad, la reforma electoral, Alessandra da la espalda a ese pueblo al que dice respetar y escuchar. Con esta acción comprueba que no es así.
La versión hostess 0.2 de Sandra Cuevas, a quien, a pesar de su autoritarismo, propio de un dictador, nunca se atrevió a tal barbaridad, dio a conocer sus razones, luego de una búsqueda exhaustiva de pretextos para retirarla las esculturas.
Seguramente por sugerencia de la ultraderecha que quiere invadir México, argumentando que nunca hubo un procedimiento completo para colocarlas: no existe cédula del Comité de Monumentos y obras artísticas en espacios públicos, aseguró la burócrata.
Según la funcionaria, en los archivos de la alcaldía, no existe un solo papel que autorice su instalación Las esculturas estaban bajo el resguardo irregular de un trabajador de la alcaldía sin antecedente legal para ello. Sin embargo, ahí se han realizado actos públicos donde han estado presentes jefes de gobierno de la Ciudad de México, alcaldes, senadores, diputados, embajadores, luchadores sociales, etc. Lo cual consolidaba un método diferente a la destrucción e implicaba una forma muy distinta a la arbitraria y rapaz con la que se procedió.
Esperemos que la salvaje alcaldesa no visite Tuxpan, Veracruz, donde se encuentra el museo Casa Amistad Cuba-México, porque es capaz de quemarla en un ataque de fascismo agudo.