Un yate, no, son dos los que posee el millonario empresario Ricardo Salinas Pliego, quien no tiene empacho en presumirlos, porque al fin y al cabo los compró con su dinero. Dice el dueño. Aunque hay voces que aseguran que la fortuna de Salinas es producto de préstamos millonarios que nunca pagó, de sus habilidades como agiotista hincándole el diente a los cuentahabientes de Banco Azteca y las venta a crédito, que con abonos chiquitos, llega a triplicar el costo de los electrodomésticos ofertados en las tiendas Elektra.
El yate, pues, dice Salinas Pliego que se lo compró con su dinero y no con dinero del pueblo, tratando de argumentar con ello que no tiene cola que le pisen, pero se olvida que sí le está robando al pueblo, al no pagar impuestos. Y no los paga, porque el millonario Salinas Pliego dice que no está para mantener “gobiernícolas”.
¿Qué es eso? Gobiernícolas es el término acuñado por el millonario del yate que no paga impuestos, para referirse al presidente de la República, a su vocero y de paso a todo el gabinete de la Cuarta Transformación. Creativo el dueño del yate. Pero ni así puede quedar impune la deuda y debe pagar aunque el presidente López Obrador le de trato de “amigo”.
Entonces, entre que el dueño del yate, quien por añadidura es concesionario de Televisión Azteca y usa el medio para lanzar insultos a su amigo el Presidente de México, y éste le contesta, nos han pasado dos mañaneras. No una, dos, así como los yates.
“No es ningún pleito, no es nada personal, es nada más aclarar las cosas”, dijo hoy el Presidente. Porque, agregó, “hay una realidad: a partir de que se dan estas diferencias empiezan las campañas en la televisora y de los periodistas cercanos a Ricardo Salinas Pliego”: Sarmiento, San Martín, Alatorre, hasta la señora Lilly Téllez. O sea, todo un grupo operando una campaña en contra del gobierno de la Cuarta Transformación.
Salinas Pliego haciendo uso de sus redes, se burló del Presidente. Le parecieron divertidos los comentarios del mandatario nacional. Pero como eso y más a López Obrador le hace lo que el viento a Juárez.
“Yo no diría ‘divertido’, es interesante”, respondió y mencionó que al millonario Salinas Pliego le gustan los yates. “A mí me daría pena, lo digo sinceramente, sin ofender. Me daría vergüenza subirme a un yate de esos en un país con tanta pobreza, pero cada quien es libre”, comentó el Presidente.
Y también puso en claro que los comentarios de su amigo Salinas Pliego no llegan ni polarizar, porque acaso apenas rozan a cierto sector de la clase media aspiracionista. Vaya, aspirantes a fifís. “Esos que quieren tener los yates y tener los carros último modelo. Los ferrari, las mansiones, los departamentos en Miami y Nueva York. Esos que tiran aceite. Que se creen mucho”.