La frustración carcome al otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México, por los reiterados fracasos de su líder Alejandro Moreno, quien sigue hoy dirigiéndolo.
Ciudad de México, 15 jun (prensa Latina) El asunto es que un creciente número de dirigentes nacionales y de base piden su renuncia, pero en una reunión a puerta cerrada la víspera con la cúpula partidaria, Moreno logró imponer los estatutos de la organización que marcan su mandato hasta agosto de 2023.
La caída por el descrédito personal, sus derrotas consecutivas primero en las elecciones generales de 2018 cuando perdió numerosos estados y curules en las dos cámaras, luego en las de gobernadores este año donde Morena arrasó casi con los 15 estados en disputa, y hace unos días en las de otros seis donde perdió todo, acabaron de hundirlo.
A ello se une la revelación de numerosos vídeos y grabaciones en las que incluso amenaza con dar golpizas y matar de hambre a periodistas, y otras por el estilo, acabaron de enterrarlo y con él al PRI, ya muy venido a menos, opinan sus propios correligionarios.
Por encima de ellas se eleva el descontento de militantes fieles al viejo PRI que abanderó la nacionalización del petróleo con Lázaro Cárdenas y luego la electricidad con Adolfo López Mateo, por una alianza con el conservador Partido Acción Nacional (PAN) que surgió precisamente para oponerse y aplastarlo.
Esa coalición, denominada Va por México, que integra también el Partido Revolucionario Democrático, el cual pasó de progresista a conservador y apenas si tiene existencia en la política nacional, lo único que le ha aportado al PRI han sido fracasos.
La frustración de las bases, puesta de manifiesto en la tensa reunión de ayer, le resta más fuerza todavía dentro de la coalición, y los militantes se quejan de que el PRI es un subalterno del PAN, aun cuando este también está en picada con una dirigencia en caída encabezada por Marko Cortés.
En la reunión de ayer, según fuentes periodísticas, participó la crema y nata como Dulce María Sauri, abiertamente contraria a que Moreno siga al frente del partido, y otros dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional altamente preocupados por las pocas posibilidades del PRI en las elecciones generales de 2024 y en su incierto futuro.
Algunos hablan ya de una refundación para salvarlo y otros de que eso no basta, pero no se ponen de acuerdo, más allá de convocar a nuevas reuniones de análisis sobre la realidad de un partido en quiebra que pide a gritos el relevo inmediato de sus más altos dirigentes para tratar de vencer la crisis de liderazgo.
Sin embargo, en la cita no se pudo avanzar hacia ese reclamo por las trabas estatutarias, como dijo a la salida de la reunión Dulce María Sauri al confirmar que Moreno seguirá al frente del PRI hasta el 19 de agosto de 2023, “pero ni un día más”, aseguró.
No obstante, sus propios correligionarios señalaron que es una fecha demasiado tardía para buscar mejores resultados electorales en 2024 que en 2018, y temen que el PRI se quede solamente en los huesos
Sauri reveló en forma lacónica a los periodistas que del encuentro de ayer no hubo ni un solo acuerdo concreto y vaticinó que una gran tormenta se cierne sobre un partido que ha perdido su lugar histórico.
Cada uno de los presentes aportó su visión del PRI, y al salir cada quien se fue por su lado sin siquiera atender a los periodistas, escribió un reportero de La Jornada.
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