Los consejeros del viejo INE, los de la marea rosa, los viejos guardianes del fraude quieren reaparecer en la vida pública para hacer lo que saben: democracia sin ciudadanos
Los consejeros del viejo INE, los de la marea rosa. Los viejos guardianes del fraude quieren reaparecer en la vida pública para hacer lo que saben: democracia sin ciudadanos
Una nueva banda de delincuentes electorales anuncia su presencia a través de una agrupación fantasma, a la que dicen pertenecer. Se trata de los viejos guardianes del fraude, una madriguera de enemigos de la democracia. En cuyo nombre quieren reaparecer en la vida pública a través de los medios.
La democracia también es el campo de batalla entre lo viejo y lo nuevo. Y el INE de ahora no se parece al de antes, cuando los consejeros electorales, encabezados por Lorenzo Córdova y anteriores presidentes, definían lo que para ellos era la democracia. La población se sabía engañada pero también maniatada.
A pesar de que se anunció una reforma electoral donde confluyen todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso, en la sociedad, los estudiantes, los gremios, etc. Los afectados, manipuladores de la democracia del pasado, fanáticos de la inmovilidad social, exigen que dicha reforma se haga a través de consultas populares. Donde los autodenominados especialistas, que no son otros que los ex consejeros del INE, especialistas en fraudes y apoyos incondicionales a la derecha, participen.
Ante esta petición que sólo quieren ganar tiempo. Para que el año electoral llegue antes que la reforma electoral, cuando ya no se pueda hacer cambios a la ley. Las pláticas, debates, y decisiones de una reforma electoral podría ser alcanzada por la proximidad del año electoral. Que comienza seis meses antes del día de la jornada. Y termina cuando se entregan todos los certificados de mayoría a los triunfadores en las urnas.
Ante este panorama, los fascistoides se pronunciaron por una reforma electoral en la que se busque el más amplio consenso. Ya se les olvidó que cuando ellos querían modificar las reglas del juego electoral convocaban al Consejo General. Para añadir o testar lo que llamaban nuevas normatividades. Su objetivo era que un grupo de no más de 30 personas reformara leyes, conceptos y hasta reglas en las elecciones.
Dichas normatividades tenían alcance nacional, aunque carecían de consenso, porque ni siquiera contaban con el conocimiento de los partidos políticos. Dejaban fuera de sus reformas a los legisladores y, desde luego al pueblo.
La reforma electoral no sólo es urgente sino que representa una lucha contra el estancamiento de la transformación, que deberá perfeccionarse periódicamente siempre, donde se discutirán dos temas que ponen en peligro la sobrevivencia de más de un partido, porque en la erradicación de los legisladores plurinominales y la reducción del presupuesto a partidos, podría desaparecer alguno de ellos.
Sería necesario que se discutiera aumentar el porcentaje del mínimo de votos para otorgar el registro condicionado de 3 por ciento que ahora rige, por lo menos a 5 por ciento del total de votos emitidos, debería exigirse mayor representación popular para competir por su alta como partido, de otra manera se estará dando oportunidad a grupos con una corta vida que terminan sólo por chupar el presupuesto de los mexicanos y desaparecer al poco tiempo.
Quieren hacer de los partidos desahuciados fuerzas políticas sin ciudadanos, con la esperanza de que revivan, y sólo tienen la posibilidad de darles respiración artificial a través de la representación proporcional, que quieren duplicar en lugar de desaparecer.
Los que se creyeron dueños de la democracia plantean una reforma “que fortalezca la representación proporcional, garantice autonomía, imparcialidad y profesionalismo de los órganos electorales, y procure que el dinero público y no el financiamiento privado”.
Los artífices de la antidemocracia que imperó en el pasado, integrados en el instituto de Estudios para la Transición Democrática, creado en 1989, ubicado en un pequeño despacho de insurgentes sur, son: José Woldenberg, Raúl Trejo Delarbre, Ricardo Becerra, Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Mauricio Merino, Marta Lamas, Gilberto Guevara Niebla, Luis Emilio Gomís, Jacqueline Peschard, Ricardo Raphael, entre otros traidores.
Al respecto el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados se manifestó a favor de que haya registro, desde la primaria, que el ahora expresidente del INE, Lorenzo Córdova, discriminó desde su trono de la democracia a uno de los 20 millones de miembros de las etnias que hay en México.
A pesar de los títulos nobiliarios que tanto ponderaron cuando eran consejeros del INE, su discurso termina por parecerse cada vez más al de los malvivientes de la oposición como Alazraki y Chumeles. La prisa por desacreditar una reforma cuya discusión todavía no comienza les obliga a transpirar vulgaridad y falta de conocimientos.
La reforma electoral significa poner a tiempo el reloj de la democracia, no regresar al pasado. Desde luego que los afectados hablan de un retroceso, cuando se trata de un avance donde los legisladores en realidad representen a los ciudadanos y quienes compitan por un cargo de elección popular se vean obligados a realizar campañas, donde se ensucien los zapatos y estrechen la mano de la gente con la que, al parecer, no les gusta convivir. Las campañas a través de las redes deben regularse o de plano, exterminarse.