Por Sergio Ferrari*, colaborador de Prensa Latina
A menos de dos meses de la asunción de Javier Milei como presidente de Argentina, el 24 de enero se realiza la primera jornada nacional de protesta en ese país.
Realidad doblemente sorprendente porque esta reacción popular se da a corto plazo, sin respetar la “tregua política” de los 100 días que habitualmente se les concede a los nuevos gobernantes.
Adicionalmente, porque cuenta con el apoyo de decenas de convocatorias programadas tanto en Europa como en América Latina, todas ellas portadoras de una contundente solidaridad internacional contra el Gobierno de Milei.
De Ciudad de México, Santiago de Chile, Río de Janeiro, San Pablo, Bogotá, y Montevideo a París, Ginebra y Berna, así como en Roma, Barcelona, Valencia, Toulouse, Lisboa, Bruselas, Londres, Ámsterdam, Malmö, numerosos grupos de argentinos residentes en el exterior convocan a manifestaciones locales, un verdadero aluvión solidario con la protesta en Argentina.
Los promotores fundamentan la jornada de solidaridad en diversos documentos públicos: “El gobierno de extrema derecha y ultraliberal de Javier Milei, con su voluntad de imponer de manera autoritaria y anticonstitucional un mega-decreto (Decreto de Necesidad y Urgencia – DNU) de 336 artículos y un mega-proyecto de ley («Ley Ómnibus») de 664 artículos, ataca de manera frontal los derechos y las conquistas sociales adquiridos por el pueblo argentino a lo largo de su historia”.
Tal es el argumento de la Asamblea de Ciudadanos Argentinos de Francia (ACAF) en una declaración pública suscrita también por una veintena de actores de primer nivel del mundo sociopolítico francés. La misma considera que las iniciativas del nuevo gobierno argentino representan “un verdadero abuso de poder… que afectará profundamente a la mayoría del pueblo argentino y sus instituciones”.
Por su parte, las principales organizaciones sindicales francesas reunidas en la Intersindical creen que el poder ejecutivo argentino pretende que se le otorguen “competencias propias del funcionamiento del Parlamento durante la totalidad de su mandato de cuatro años”.
Y concluyen que Argentina está experimentando así un “intento de golpe institucional”, como lo señalan en su declaración, a la cual adhirieron la Federación Internacional de los Derechos Humanos y los partidos Francia Insumisa, Comunista, Socialista, Los Verdes, de los Trabajadores y el Nuevo Anticapitalista, así como otras muy diversas asociaciones solidarias.
“Es una convocatoria muy importante, nutrida, variada y diversa. El miércoles haremos la manifestación principal frente mismo a la Embajada argentina, lugar de Paris bien conocido y emblemático ya que durante la dictadura se realizaban allí permanentes movilizaciones”, explica Laura Argüelles, copresidenta de la ACAF.
Los organizadores esperan varios centenares de manifestantes y la participación de 15 oradores del mundo sindical y político, así como una fuerte presencia de argentinos residentes.
“Se siente en estas últimas semanas un resurgir del movimiento de solidaridad con Argentina. Muchos están viendo en la figura de Milei la representación de un proyecto peligroso que atenta contra el Estado, los avances sociales y la equidad, y que sería también nefasto en Francia y en Europa”, sostiene Argüelles.
La Unión Sindical Suiza (USS), que con sus 20 sindicatos miembros y 370 mil afiliados constituye la central más importante del país, coincide con sus pares francesas y subraya que el proyecto impuesto hoy en Argentina “pretende desmantelar los servicios públicos y la protección social introduciendo una austeridad que devastará el modelo social argentino y los derechos e intereses de las y los trabajadores”.
En un mensaje de solidaridad dirigido a las tres centrales argentinas que convocan la protesta del 24 de enero, la USS expresa su más profunda “preocupación por esta ofensiva contra las conquistas de varias décadas, resultado de luchas sociales y sindicales en Argentina”.
Y manifiesta su solidaridad con las trabajadoras y los trabajadores de Argentina, y en particular el “apoyo incondicional con el proceso de lucha emprendido para enfrentar las políticas mortíferas de Milei y su gobierno”.
En lunes 22, las dos grandes centrales sindicales italianas, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) y la Unión Italiana del Trabajo (UIL)), anunciaron que el miércoles 24 convocan a una manifestación en Roma frente a la Embajada de Argentina en solidaridad con la jornada de movilización en el país sudamericano.
Ambas organizaciones señalan que “el maxi decreto de emergencia (del Gobierno de Milei) tiende a cambiar la estructura económica e institucional del país, delegando en el mercado la regulación de las relaciones económicas y sociales”. Y subrayan su preocupación por las políticas “que pretenden criminalizar la protesta social y limitar severamente la libertad de expresión, con medidas no conocidas desde los tiempos de la dictadura».
“Acciones de solidaridad en todo el mundo”
Tal fue la decisión que las 80 organizaciones de África, Asia, América Latina y Europa que conforman la Confederación de las Américas (CSA) tomaron mediante una conversación en línea el 18 de enero. Esta regional forma parte de la Confederación Sindical Internacional (CSI), la cual cuenta una con 180 millones de afiliados en 162 países y que el 21 de enero expresó su apoyo a la protesta en Argentina.
Luc Triangle, su secretario general, afirmó que “la democracia no reside en el solo hecho de votar, sino también en la protección de los valores, las libertades y los derechos, que son todos los elementos esenciales para el movimiento sindical, actualmente amenazado en Argentina”.
Triangle agregó: “Las acciones del Gobierno de Milei tienden a recrear los días sombríos de la dictadura y exigen una respuesta fuerte y unida de parte del movimiento sindical internacional. Somos todos solidarios de las trabajadoras y los trabajadores en Argentina en su defensa de la justicia y la democracia”.
Pocas veces en la historia reciente de América Latina una jornada de protesta social en un país ha suscitado tanto interés y apoyo en el terreno internacional.
Todo indica que a la agresividad del discurso y el proyecto del nuevo gobierno argentino le corresponde, en la misma proporción, una respuesta activa y unida de la solidaridad internacional.
Nada es casual. La protesta del 24 de enero parece convertirse, también en el resto del mundo, en un espejo de realidades y temores locales. El experimento actual en Argentina también podría detonar una formidable muestra de repudio a nivel internacional.
*Periodista argentino residente en Suiza / Rmh/sf