Dicen que es de sabios cambiar de opinión, lo que no aplica en el actuar desafiante de Félix Salgado Macedonio, quien se dijo listo para volver a participar en la encuesta para la selección de candidato a gobernador por Guerrero.
Y no es finta –como las señales enviadas por Morena, partido que lo arropa–, sino que lo declara sin la menor duda, en sus redes.
“Compañeras y compañeros. Estamos listos para participar en la encuesta que va a realizar nuestro partido MORENA. Somos respetuosos de sus decisiones y vamos nuevamente a la competencia. Seremos respetuosos de los resultados. En la encuesta Félix, es la respuesta.
¡Hay toro!”
A veces las coincidencias son muy malas para unas y nichos de oportunidad para él.
Así también puede leerse en el agradecimiento a su amigo, Amílcar Sandoval, quien en nombre de las luchas colectivas e invocando la Cuarta Transformación, declinó su participación en el proceso interno de Morena a la gubernatura de Guerrero.
“Agradezco a mi querido compañero y hermano Pablo Amílcar Sandoval por ese gesto patriótico, que abonará al proyecto de la cuarta transformación que encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. ¡Abrazos a todas y todos!”
Cosas que pasan, pero ¿que no era Amílcar el operador de la campaña sucia contra Salgado?… es pregunta aunque también es una duda, porque a esta dimisión se suma el espaldarazo del Tribunal Electoral guerrerense que le limpió el expediente a Salgado.
Vaya, entiéndase que al desechar el juicio electoral interpuesto por las víctimas que lo acusan de delitos sexuales, el camino es llano, toda vez que el ciudadano en cuestión sigue gozando de sus derechos políticos.
Es una duda, porque el ruido de las denuncias por delitos sexuales, parece no llegar a los oídos del partido en el poder, ni cuando se los gritan a las puertas de la otrora casa de campaña del hoy Presidente, local que se habría propuesto para hacer el museo de la 4T.
Esta historia tan enrevesada cada día toma un nuevo cariz donde las menos mencionadas son las presuntas víctimas del presunto violador, poniendo por encima de la justicia a la política.
Es decir, las autoridades admiten que los delitos que pesan sobre el presunto, ya prescribieron, lo cual enfatiza que se cometieron, y peor aún, subraya la negación de las víctimas.
Y sea tal vez por estas vaguedades y fundamentalmente porque las víctimas no tienen voz, aunque griten, el autollamado “Toro” otra vez embiste.
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M21