Por César Montes*
Se abre una nueva etapa política en Guatemala. Con la sorpresiva irrupción del Movimiento Semilla y sus candidatos Bernardo Arévalo y Karin Herrera, en el escenario político electoral de Guatemala.
Se demostró que la acumulación de insatisfacciones de la nación tuvo su respuesta en las urnas electorales al dejar sin registro y fuera de la contienda a 11 mini partidos. Y con ello, sepultar a la derecha corrupta en ignominiosa derrota.
Nueva forma de hacer política electoral derrotó a las tradicionales prácticas clientelares condenables como la de entregar despensas alimentarias, fertilizantes, rifas de motocicletas, televisores.
Grandes concentraciones con grupos musicales, incluso con mujeres explotadas por sus cuerpos exuberantes y su facilidad para concesiones afectivas.
Tampoco podían faltar los mariachis y almuerzos opíparos.
Ese nuevo sujeto político también tiró por la borda las tesis que afirmaban: No hay lideres en el país. Somos un país aletargado, de agachones y sumisos.
Y otras sandeces que los sectores de poder acumularon en la mente de la población desde 1954 a la fecha.
Nos querían divididos, calladitos, genuflexos, dóciles, adormecidos por el opio de iglesias domesticadoras al servicio de las clases dominantes corruptas.
Se abre una nueva etapa política que debemos consolidar. Esta posibilidad recién abierta debe ser considerada como la nueva primavera democrática que revolucionará las conciencias y unificará las fuerzas democráticas.
Nunca más divididos, nunca más pasivos.
*César Montes es uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) de Guatemala, la primera organización guerrillera. Fue el líder en 1966 de esta organización, pero después se desvinculó de la guerrilla. Actualmente se encuentra detenido en Guatemala por su presunta participación en el asesinato de tres soldados del Ejército guatemalteco, ocurridos en 2019. Está condenado a más de 100 años de prisión. El presidente López Obrador ha reclamado el indulto.