El Salvador presencia un hito histórico con la aplastante victoria de Nayib Bukele en las elecciones presidenciales, consolidando un poder absoluto con 1.98 millones de votos y 58 de los 60 escaños del Congreso. Este triunfo sin precedentes sitúa a Bukele como el presidente más popular de América Latina, con un respaldo del 85% de los votantes.
Aunque el Tribunal Supremo Electoral aún no oficializa los resultados, el presidente se autoproclamó reelecto, destacando su gestión con la política de “puño de hierro” contra las pandillas. Bukele anunció su victoria arrolladora antes de la declaración oficial, logrando una súper mayoría calificada en el Congreso.
La comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos, China, México y Ecuador, felicitó a Bukele, aunque el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, recordó la importancia de los “derechos humanos” en medio de la lucha antipandillas que ha llevado a un estado de excepción en El Salvador.
Con la mayoría calificada en el Congreso, expertos como Gustavo Flores-Macías señalan que el presidente podría normalizar las medidas drásticas adoptadas durante el estado de excepción, generando preocupación sobre la consolidación de un poder sin contrapesos. La oposición, fragmentada y sin alcanzar más del 7% de los votos, no logró dimensionar el momento histórico, según Omar Serrano, vicerrector de la Universidad Centroamericana.
Bukele, de 42 años, controla no solo el parlamento sino también la justicia y el aparato estatal, proclamándose como la primera vez que un país tiene un partido único en un sistema democrático. A pesar de las preocupaciones sobre la concentración de poder, en las calles no parece haber gran inquietud, con algunos ciudadanos expresando confianza en que Bukele escuche a todos.
La visión de Bukele de seguir la “voluntad popular” y su capacidad para cerrar espacios democráticos generan debates sobre el futuro de la democracia en El Salvador. Mientras algunos consideran que la democracia está en jaque, otros no ven la situación como una dictadura, resaltando aspectos positivos de la gestión presidencial. El país se encuentra en un momento crucial, con el desafío de equilibrar el poder ejecutivo y los derechos democráticos en esta nueva era bajo el liderazgo de Nayib Bukele.