“En la memoria de la guerra sucia de México, se olvida que Luis Echeverría acabó con una generación de jóvenes, no porque era un represor simplemente, sino para aniquilar las posibilidades de una nueva revolución social” Ilan Semo.
Para Edna compañera de vida
M21. Noviembre 17, 2022.- Prácticamente en todos los países de Nuestra América, durante la segunda mitad del siglo XX sufrimos violentos ultrajes a las legítimas luchas y a la resistencia por libertad, democracia, justicia social, derechos ciudadanos.
Hechos que invariablemente tuvieron una desproporcionada y cruenta respuesta de las dictaduras y los gobiernos en turno, que usaron una exagerada y abusiva fuerza para aplastar los sueños que principalmente los y las jóvenes enarbolaron para hacer de sus países y del mundo un lugar para habitar con decoro, justicia, inclusión y progreso para todos.
De acuerdo con la dialéctica histórica del avance de la humanidad, las luchas libradas durante el devenir civilizatorio y para nuestras generaciones las inspiradas en el triunfo de la revolución Cubana y en los logros que en muy corto plazo obtuvo, provocó que miles, tal vez millones de personas ya sea por la vía armada, por la vía de movilizaciones sociales o la vía electoral reactivaran las batallas revolucionarias en todo el mundo.
La reacción de los poderosos fue brutal, miles de muertos, desaparecidos, encarcelados, abusados, reprimidos, golpes de estado militares, fraudes electorales, guerras sucias, gobiernos civiles autocráticos, autoritarios y represivos.
No fue sino al término del siglo XX e inicios del XXI que las largas luchas de los pueblos y después de estallidos sociales en contra de los regímenes neoliberales, que permitió el inicio de una ola progresista: Hugo Chávez en Venezuela 1999; Luiz Inazio Lula Da Silva en Brasil 2003; Néstor Kirchner en Argentina 2003; Tabaré Vázquez en Uruguay 2005; Mel Zelaya en Honduras 2006; Fernando Lugo en Paraguay 2008.
Los retrógrados y sus patrocinadores activaron sus alarmas y a esos gobiernos o a los que les siguieron con la misma línea política los combatieron con las artimañas y triquiñuelas adaptadas, “golpes legislativos blandos” y a los líderes los persiguieron mediante el “lawfare” poco les duró el gusto, además de que no pudieron hacer retroceder a Cuba, Nicaragua y Venezuela pronto surgió una nueva ola progresista.
Andrés Manuel López Obrador en México 2018; Alberto Fernández en Argentina 2019, Pedro Castillo en Perú 2021; Xiomara Castro en Honduras 2022; Gabriel Boric en Chile 2022; Gustavo Petro en Colombia 2022, Lula Da Silva en Brasil 2022.
Sumados a Cuba, Venezuela y Nicaragua conforman un bello mosaico que con fines comunes se levanta como una gran esperanza de integración para construir una región de paz, desarrollo y prosperidad.
Este proceso no está exento de riesgos y peligros, tanto por los congresos y burguesías locales como por los poderes fácticos, acompañados de los grandes medios masivos de comunicación que amenazan y obstaculizan el correcto desenvolvimiento de nuestros gobiernos.
Alarmados y apanicados por esta segunda ola progresista, la ultraderecha internacional y el neofascismo se han visto alentadas y promovidas por los intereses económicos de las grandes transnacionales, por una facción ultraconservadora del Partido Republicano de los Estados Unidos, contra revolucionarios cubanos de Miami, por gobiernos, partidos y grupos de ultraderecha y fascistas de Europa y todavía grupos pequeños, pero muy violentos y rabiosos, en nuestros países de América Latina y el Caribe que no deben ser menospreciados ni ignorados.
Esta ultraderecha y el neofascismo que convergen, son en esencia expansionistas; ante la imposibilidad histórica de conquistar y apropiarse de territorios, supremacistas intrínsecos se apropian de la riqueza de las naciones que consideran inferiores, mediante llevar al poder a personas y partidos afines a su ideología que les permitan explotar la mano de obra nativa y los recursos naturales, o bien financiando grupos que limiten la capacidad transformadora y reivindicatoria de los gobiernos progresistas.
Este 18 y 19 de noviembre, como se conoce ampliamente, se realiza en México “la cumbre” de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) que reúne a una ultraderecha fanática que pretende aplastar a la izquierda en particular, pero a los pueblos en general, para imponer por cualquier medio gobiernos regresivos que les devuelvan los privilegios, propiedades, poder y supremacía que les permita someter, exfoliar y atropellar a los pueblos y los derechos de las minorías, enemigos de los derechos y equidad con las mujeres, antiaborto, racistas, clasistas, homofóbicos.
Expresemos nuestro repudio a la ultraderecha y al neofascismo, repitamos el grito heroico ¡NO PASARAN! con que se defendió la Republica española y que hoy es el lema internacional antifascista.
¡Defendamos a nuestros gobiernos y a nuestros líderes, organicémonos, mañana puede ser tarde!
____
M21