¿Ojos de jacaranda en flor? ¿cómo? Pues sí, los poetas y los compositores de canciones se dan sus licencias a la hora de crear imágenes.
De tal suerte que hace algunos años, no muchos -como cuarenta o menos, como cincuenta-, cuando los tríos musicales eran lo más socorrido en bares y serenatas, se escuchaba aquella canción que entre sus versos dice:
“Te quiero por bonita, y por tu cara, extraña; te quiero por tus ojos, de jacaranda en flor. Te quiero por quererte, desde la noche aquella; que me hicieron tus labios, conocer, el amor”.
Románticos y cachondos, pues. Pero quién no, cuando uno de los árboles más bellos de la naturaleza, revienta sus morados anunciando la primavera.
Ay, qué bonitas son las jacarandas y cuánto hacen lucir las calles de la ciudad capital, que con todo y sus atascos vehiculares, con sus concurridas marchas, encharcamientos que colapsan el drenaje y otras lindezas, se adorna de violeta apenas comienza marzo.
Las jacarandas capitalinas o chilangas, en serio, son las más bonitas del mundo.
Y eso es simple, porque en la Ciudad de México, tan pronto despuntan las efímeras flores, el corazón se llena de contento porque nos hacen sentir la primavera.
Tan simple, como que este bello árbol, que dicen lo trajo un japonés, cuando llegó a chilangotitlán, dijo de aquí soy.
Y aquí está para llenarnos de gozo.
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M21