¿Cómo han cambiado los tiempos? Ahora la arena política cabe en la palma de una mano. El smartphone y las benditas redes, como principales herramientas, engrandecen a los actores de la vida partidista, a golpe de “likes”.
Sin embargo, la aprobación o desaprobación de partidos y personajes siempre quedará sometida a la decisión democrática, porque las urnas son infalibles, siempre y cuando instituciones, gobiernos y ciudadanos se impliquen en la defensa de la voz popular.
Los tiempos han cambiado en la manera de hacer campaña, de hacer política, pero no así las exigencias del pueblo, que siempre ha clamado por hacerse respetar, demandando lo que en justicia merece.
Podría decirse que el pueblo se la pasó gritando por años y como decía Salinas de Gortari, “ni los veo ni los oigo”, porque el pueblo era una masa de clientes políticos usada por regímenes neoliberales. Votantes, números, pero no ciudadanos.
Por eso, vale recordar las palabras del presidente López Obrador, que a lo largo de los caminos y los años, calan como una lección oportuna.
Informar, concientizar, orientar es hacer pedagogía política, dice en repetidas ocasiones el Presidente.
Y este ejercicio de acercarse a la gente, escuchar y recoger su verdadero sentir es un proceso de comunicación bastante complejo, reconoce.
Lopéz Obrador lo sabe porque ha ejercido esa pedagogía desde la plaza pública, hasta el podio del Palacio Nacional.
Un ejercicio cotidiano que hoy día cuenta con la difusión exponencial a través de las benditas redes.
Pero no todo el tiempo ha sido así. Una mañana en las conferencia de prensa el Presidente envió una de las más grandes lecciones del que podría ser su Manual de Pedagogía Política.
“Imagínense, antes yo me subía a los camiones urbanos en las esquinas con mis volantes y hablaba ahí a los que iban en el camión y les entregaba volantes. Me bajaba por la puerta de atrás y esperaba el otro camión”.
Y así sucesivamente, de camión en camión, entre 30 y 50 buses por día, hablando y repartiendo volantes.
¿A cuántos les hablaba? López Obrador calcula que alrededor de 500 personas recibían el volante en mano y el discurso de viva voz. Sumado a esta actividad había mítines multitudinarios.
Claro, eran otros tiempos. Ahora no sólo la comunicación es distinta, así como el acercamiento a los ciudadanos , más en tiempos extraordinarios como los que vive el mundo, donde la proximidad entre las personas es restringida por seguridad sanitaria.
No obstante, informar, orientar, concientizar sobre objetivos puntuales deben ser los principios de un régimen democrático.
Máximas que deben ponderarse –por encima de los llamados al voto por el voto o a la denigración del contrario–, y traducirse en la práctica pedagógica de la construcción de ciudadanía.
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M21