Hace algunos años, en una calle en el sur de la ciudad de México, frente a mi negocio, se instalaba un restaurante italiano, sus socios hacían algunos trámites oficiales para su operación.
Sin embargo, el proceso estaba detenido pues les faltaba un documento.
Uno de ellos, estaba afligido por el tiempo perdido. Más tarde, llegaría otro con cara de suficiencia, diciendo enfáticamente: “Resuelto, estamos en México, aquí se puede todo”.
Y si, no había sido por eficiencia administrativa de la Delegación Benito Juárez, había sobornado -como todos- a un empleado.
Esta anécdota siempre me persigue y contiene cuando intento apelar a un nacionalismo extremo.
El año pasado, los medios queretanos, mostraban evidencia del estatus legal que guardaba uno de los dos consejeros nacionales de Morena en el estado.
El “compañero” estaba libre bajo fianza por fraude específico y la sentencia establecía su incapacidad para ejercer derechos político-electorales.
No pasó nada, sigue actuando como consejero, y como premio a su temeridad fue nombrado secretario de Capacitación y Formación Política en el estado.
El daño más grande de la corrupción estriba en la tolerancia al delito, en verlo como algo normal, inevitable, socialmente aceptado.
Morena es un partido joven, responsable de la ilusión y la esperanza de un pueblo, que demanda por lo menos, honestidad compartida.
Y es así como llegamos a la responsabilidad de las dirigencias y distintos órganos que les complementan.
La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, debería ser independiente (sin influencia del CEN y Consejo Nacional) imparcial y objetiva. Tendría como misión básica salvaguardar los derechos fundamentales de TODOS los miembros de Morena.
No debería hacer “trajes a la medida” de nadie, y sus resoluciones tendrían que ser respetuosas, democráticas y libres. Es posible, en la práctica, encontremos algunas sensibles alteraciones.
El pasado 6 de julio, el Tribunal Electoral de San Luis Potosí (TESLP) en desahogo de un expediente en impugnación promovida por un militante, fallaba en contra de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena que se erigía en defensa de candidaturas ilegales.
En su resolución, el magistrado ponente, nuevamente invocaba el artículo 13 del estatuto de Morena para que se lo aprendieran:
“Si el origen de un cargo de legislador es la vía plurinominal, NO podrá postularse por la misma vía a ningún otro cargo de manera consecutiva”.
La cuenta presentada por el magistrado, y votada por unanimidad, establecía que el estatuto no es susceptible de interpretación por parte de la CNHJ por lo que de nuevo se le tiene como desacato a las sentencias.
Le hizo efectiva la multa y le dio un término no mayor a 24 horas para que emitiera una nueva resolución con base en la aplicación literal y SIN interpretación al artículo 13.
Ahí ya no deberían estar incluidas las candidaturas de los actores ilícitos teniendo que ser sustituidos.
Un par de días después, la CNHJ, de manera insólita, insiste en proteger la ilegalidad y emite una resolución que declaraba inoperantes e infundados los agravios formulados por el actor, confirmando la designación de las candidaturas arbitrarias, con argumentos falaces:
“…El actor demandante funda su pretensión en una medida contenida dentro del estatuto de Morena que es RESTRICTIVA del derecho fundamental a ser “votado”, en su modalidad de la elección consecutiva, y misma restricción que no encuentra amparo a la luz del máximo ordenamiento legal de la entidad federativa en cuestión”.
Concluyendo que: “Es facultad del Congreso Nacional decidir sobre los documentos básicos de Morena, por lo que la omisión de ajustar la norma estatutaria a las reformas en materia de elección consecutiva no debe constituir un perjuicio en la esfera de derechos político-electorales de los protagonistas del cambio verdadero”.
Como podemos ver la CNHJ elige a sus víctimas y los beneficiarios a placer entre la militancia, y se abroga el derecho de “protegerlos”.
Esta última resolución de la CNHJ tuvo tres votos a favor (Ema Vivanco, Donají Alba y Alejandro Viedma) quienes ponen su “intelecto” en subasta. Zázil Carreras y Vladimir Ríos, que votaron en contra, han optado por defender su dignidad con estoicismo.
Son varios los potenciales beneficiarios de la violación al estatuto y no haré un juicio sumario que por su brevedad favorezca este texto. Sin embargo, me queda claro, TODOS deberán asumir sus culpas derivadas de la complicidad inherente.
Es Moisés Ignacio Mier Velazco, el destinatario principal de la operación urdida y ejecutada por Mario Delgado, quien a pesar de su mediocre paso por la presidencia de Morena intenta perpetuar a su incondicional delfín.
Hemos dicho en otro artículo que Mier, a pesar de su reciente pasado opositor, ha tenido los apoyos suficientes para imponer sin rubor alguno a sus hijos (presidente municipal de Tecamachalco, Puebla, y a su hija en la próxima legislatura poblana) transgrediendo el artículo tercero del estatuto de Morena que propugna evitar el nepotismo, cáncer incurable en el prianismo bestial.
Mier, quien fuera invitado como diputado plurinominal externo en 2018, NO puede repetir en esa posición por las razones estatutarias que mencionamos. En este proceso electoral, “Nacho”, una vez más es ubicado en la tercera posición de la lista para plurinominales que corresponde a “personajes” externos, es decir, SIN militancia en Morena, siendo esto una verdadera tragedia para el partido y su militancia.
Para nadie es una novedad que Mario Delgado, que no ostenta una diputación electa, y por tanto no puede participar en la elección del líder de la fracción parlamentaria de Morena, ha estado operando para imponer al cuestionado Mier Velazco cuyas “cartas credenciales” reiteramos: Opositor al movimiento, no es miembro de Morena y no está en capacidad legal para asumir una diputación.
Lo anterior nos obliga a preguntar: ¿No existe un diputado electo de Morena, que haya participado en las luchas de la izquierda y tenga la capacidad política y de concertación para asumir el liderazgo del partido en la cámara de diputados? ¡Yo si los veo!
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M21
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Creo y a mi modo de ver, no solo hay un militante de Morena capaz de llevar este barco, sino, muchos, pero que no son del agrado del jefe de Mario Delgado (que desconozco quien es).