La guerra en Ucrania, el retiro de tropas en Afganistán, terremotos, crisis, inflación y pandemia. Llueva, truene o relampaguee, nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador es quien impone la Agenda Nacional desde el Domingo 1º de Julio de 2018; hasta el lunes 10 de octubre pasado.
El lunes pasado, salió a la venta el libro de la pequeña Elenita, y digo pequeña, porque la más grande, tanto en edad como en grandeza es la Poniatowska.
En cambio, la del libro vaquero, es la chiquita, la mediocre, por eso es doblemente pequeña la pequeña Elenita.
Debo decirles, amigos lectores, que el libro de la pequeña Elenita se vendió como pan caliente, no lleva ni dos días a la venta y ya lleva tres reimpresiones. Así que no podrán decir que México no es país de lectores, ni tampoco que las clases medias no tienen dinero para tirarlo a la basura.
Ambos hechos cuentan con evidencias. En las librerías privadas, ya hasta hay preventa para la siguiente reimpresión que saldrá a finales de octubre y a principios de noviembre.
Sin duda, está encaminado a ser un Best Seller, y por fin la pequeña Elenita podrá cobrar la pensión que su exesposo nunca le dio. Al parecer, el tema de la pensión es núcleo y motivación principal por prestarse a firmar esta nueva liturgia de la fábrica de las mentiras.
Lo leí completo y les comparto mi crítica de fuentes al respecto.
Como novela de ficción pudo ser escrita por un guionista de Univisión o de TV Azteca, aunque como novela sexo-morbosa funciona mejor. Incluso, podría decir que es muy buena dentro de ese género: empalagosas historias tipo el libro vaquero, con escenas porno políticas de promiscuidad partidista en palacio de gobierno.
El asunto, es que todo lo que ahí se dice, son conjeturas, chismes no corroborados, carece de fuentes o evidencias de sus dichos, y además son vulgares, groseros y con una fuerte carga de violencia política de género contra las mujeres cercanas a la figura de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
En cuanto a la estructura del testimonio, tampoco lo es. Los testimonios son de personas que vivieron los hechos de primera mano, cuentan de forma descriptiva, incluso monográfica los hechos, los días, las horas, los eventos y en pocas ocasiones las circunstancias o contextos. Además, generalmente tienen pruebas, fotos, videos, grabaciones o documentos.
En cambio, el “libro-testimonio”, se compone de narraciones de eventos que la autora no vivió. Nada le consta, ni le interesa si es cierto o no. Todo sin excepción, alguien más se lo contó o lo inventó, porque así supone ella que es la realidad. Como ella la imagina.
Hay un párrafo perturbador: “gente cercana a FULANITA DE TAL me dijo”; y me causa consternación porque esa FULANITA DE TAL mantiene un círculo muy pequeño de personas “cercanas” desde hace veinte años. Se cuentan con la mano izquierda, y me consta que ninguno de ellos conoce a Elena Chávez.
Aunque admitir, que la parte del texto que sí me generó indignación y mucho enojo fue el tema de los zapatistas en Ciudad de México en el año 2001.
Elenita afirma que los trabajadores de apoyo a confianza de la ciudad de México, con su moche pagaron el agua, la comida y hasta cervecitas a los zapatistas durante su estancia en la Ciudad de México.
Primero que nada, en el territorio zapatista y eso incluye sus caravanas y las movilizaciones de la Comandancia, está prohibido consumir alcohol y estupefacientes, y aquel que sea sorprendido es expulsado.
Lo de las cervecitas no solo es una mentada a todo el movimiento, sino que expone el montaje, lo indignante, lo estúpida que es su visión política de aquellos eventos y aquella época.
En segundo lugar, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, se alojaron los zapatistas durante la Marcha del Color de la Tierra y no hubo moches de nadie. La comunidad de la ENAH nos organizamos con ciudadanos de a pie.
La comida y el agua la llevaban a diario los vecinos de la colonia Isidro Fabela, principalmente. También hubo contribuciones en especie de ciudadanos de la calle, de la comunidad del INAH, y aportaciones directas de la delegación Tlalpan con dinero etiquetado desde la Comisión de Concordia y Pacificación de la Cámara de Diputados, eso me consta ya que estuve a cargo, como representante estudiantil.
En tercer lugar, la movilización zapatista de 2001 contó con presupuesto federal que salió de una partida de la H. Cámara de Diputados como acuerdo de la COCOPA para el proceso de pacificación. Gracias a estos fondos federales que se ministraron a través del GDF y del INAH se financiaron actos políticos como las reuniones de la COCOPA.
La última fue el 12 de marzo de 2001 en las instalaciones de la ENAH. Todo ello me consta, pues como representante estudiantil estuve ahí, y tuvimos reuniones preparativas con todas las partes involucradas.
Las movilizaciones de las bases indígenas zapatistas de 2001 y de la denominada sociedad civil lograron la modificación del artículo 2º Constitucional, por el cual hoy el Estado garantiza los derechos políticos a los pueblos, naciones y comunidades indígenas. Me consta, porque fui parte.
Quienes no lo saben, el movimiento zapatista fue uno de los antecedentes de lo que hoy es MORENA. La indignación y abuso hacia los más pobres y olvidados movió a millones de mexicanos; que una vez decepcionados del zapatismo nos volcamos al Gobierno Legítimo. Nos consta, porque hemos acompañado este movimiento por 20 años y somos parte de la Cuarta Transformación de la Vida Publica de México.
Elena Chávez exacerba la banalidad porno política con una falta de empatía que da asco. Obtendrá sus quince minutos de gloria por haber robado la agenda nacional.
Pero mi gran alegría es que la oposición no sabe absolutamente nada de la izquierda, y no entienden al país. Hoy nos robaron la Agenda Nacional, pero tienen todo perdido.
M21