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mayo 4, 2024El pirul: tesoro perfumado de México

El pirul trasciende el tiempo y las fronteras. Es un árbol que evoca memorias ancestrales y leyendas tejidas alrededor de su frondosidad
El pirul es un árbol que encontramos en caminos y veredas a lo largo y ancho de México. Hubo una época, ya lejana, que seguro nuestros abuelos entonaban una canción que menciona a tan preciado árbol. La letra dice, en su tercera estrofa: “… a la sombra de un pirul su querer fue todo mío una mañanita azul”. La canción interpretada Lucha Reyes, con aquella voz dolorida y rasposita, se llama “Mujer ladina”, del autor jalisciense Juan José Espinoza Guevara (1890-1974).
Así pues, el pirul puede decirse que es un árbol mexicano, pero no. Su procedencia es del sur de nuestra América. Propiamente de Perú. De hecho, los conquistadores le llegaron a llamar “Árbol del Perú”.
Con el tiempo, en tierras mexicanas, su nombre evolucionó hasta convertirse en el conocido “pirul”, mientras que en la lengua náhuatl encontró otros nombres como copalquahuitl o pelonquqhuitl.
Aunque su nombre nos hable de tierras peruanas y nos remita a nuestros antepasados mexicas, su aroma embriagador y sus propiedades curativas lo han convertido en un ícono arraigado en la cultura mexicana.

Frutos, corteza y ramas
La adopción del pirul por parte de la medicina tradicional mexicana es total. Sus hojas, frutos, corteza y resina son tesoro para curanderos y sanadores, quienes han atribuido al pirul propiedades tónicas, antiespasmódicas, cicatrizantes y más.
Sus usos medicinales son grandes como sus ramificaciones, desde infusiones para combatir la retención de orina hasta cataplasmas para aliviar el reumatismo y la ciática. Las hojas y frutos del pirul no solo repelen mosquitos, sino que también alivian dolores y sanan heridas, un legado de sabiduría ancestral que perdura en las prácticas de curación de comunidades indígenas y en la medicina folclórica mexicana.

Inspiración y sanación
El aroma del pirul, inconfundible y embriagador, se despliega en cada rincón donde sus ramas se extienden. Es un perfume que se entrelaza con la historia y la identidad de México, recordándonos que la belleza y la sanación pueden encontrarse en los rincones más inesperados de la naturaleza.
El pirul, con su esencia impregnada en la cultura y la historia de México, sigue siendo un testamento viviente de la riqueza natural y cultural de la tierra que lo acoge. En sus ramas se entretejen historias de amor y curación, un recordatorio de que la naturaleza sigue siendo nuestra mayor fuente de inspiración y sanación.