El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) acusó al primer debate presidencial de ser una plataforma sesgada en contra de su gobierno. Señaló que las preguntas planteadas durante el debate estaban diseñadas para respaldar una narrativa hostil hacia su administración.
López Obrador, líder del movimiento conocido como la Cuarta Transformación, expresó su descontento con lo que percibió como una representación parcial de los medios de comunicación en el debate, destacando a gigantes de la industria como Televisa y TV Azteca. Según sus palabras, la selección de preguntas otorgó un poder a los moderadores que, a su juicio, se utilizó para enfatizar los puntos de vista adversos a su gobierno.
“En toda la narrativa del debate, se habló de lo que sostienen nuestros adversarios, de los medios de manipulación”, afirmó el presidente. “No reconocieron absolutamente nada de los logros en el combate a la corrupción de la Cuarta Transformación”.
La crítica más aguda de López Obrador estuvo dirigida hacia la periodista Denise Maerker, quien no hizo distinción entre los gobiernos anteriores y el actual. La acusación se centró en la equiparación de casos de corrupción, presentando a la Cuarta Transformación como si fuera igual a sus predecesores.
Y es que Maerker leyó una pregunta que insinuaba la falta de avances significativos en el combate a la corrupción durante el gobierno actual. Ante esta afirmación, el presidente reaccionó enérgicamente, defendiendo los esfuerzos de su administración por erradicar la corrupción sistémica arraigada en el país.
“¿Cómo hacerle para enfrentar la gran corrupción que persiste, que viene desde no sé qué gobierno? Pero ahí está, como si nosotros fuésemos iguales”, reclamó López Obrador.
El presidente también aprovechó la oportunidad para resaltar una supuesta diferencia clave entre su gobierno y los anteriores: la eliminación de la condonación de impuestos a las empresas, una práctica que según él era común en administraciones previas.
Sin embargo, a pesar de las embestidas en su contra durante el debate, López Obrador se mantuvo firme en su postura. Afirmó que la llamada “revolución de las conciencias” impulsada por su gobierno permite resistir cualquier campaña de difamación, tanto nacional como extranjera, que se presente en el camino hacia las elecciones presidenciales del próximo 2 de junio.