Por Danay Galletti Hernandez
La Habana, 6 mar (Prensa Latina) Antes del triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, Cuba era para el Premio Nobel de Literatura, el escritor colombiano Gabriel García Márquez, un escenario exótico y pintoresco del Caribe insular.
En sus crónicas, publicadas en la ciudad de Barranquilla, durante los primeros años de esa década y compiladas en sus ‘Textos costeños’, las referencias sobre el país aluden solo al mambo o radionovelas como ‘El derecho de nacer’.
Durante su permanencia en París, donde comparte con varios latinoamericanos y argelinos, el escritor del país antillano Nicolás Guillén, víctima del destierro en el Gran Hotel Saint Michel de la capital francesa, le habla en 1955 del líder cubano Fidel Castro.
Tres años después, en la revista venezolana ‘Momento’, García Márquez publica una entrevista a Emma Castro titulada ‘Mi hermano Fidel’, texto en el cual recuerda el Bogotazo, acontecido el 9 de abril de 1948.
‘En ese hecho, que significó una sacudida y explosión social en la historia del siglo XX colombiano, estuvieron ambos y, si bien no coincidieron, existe una anécdota posterior que parece unirlos durante ese hecho’, asegura a Prensa Latina Jorge Fornet, doctor en Literatura Hispánica e investigador titular.
Gabriel García Márquez viajó a la nación antillana en las primeras semanas de 1959.
El 18 de enero, mientras ordenaba su escritorio, un hombre del Movimiento 26 de Julio, apareció en la puerta de la revista donde trabajaba en Caracas en busca de periodistas que quisieran ir a Cuba esa misma noche.
Aquel viaje formaba parte de la denominada Operación Verdad, una masiva conferencia de prensa convocada por Fidel Castro para el 22 de enero de 1959 y con el fin de enfrentar la campaña contra la naciente Revolución y los juicios de ajusticiamiento a los torturadores y asesinos de la dictadura de Fulgencio Batista.
Confluyeron en La Habana cerca de 400 periodistas de Estados Unidos y América Latina y, cinco meses más tarde, Ernesto Che Guevara y Fidel Castro fundaban la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, conformada, asimismo, por profesionales de la comunicación del área.
Edel Suárez, actual jefe de la redacción de análisis de ese medio de comunicación, comenta que, en aquel entonces, no existía la experiencia de una agencia regional, pero sí un ideal común entre los sectores progresistas, encaminado al establecimiento de un nuevo orden informativo mundial.
De ahí que, la plantilla de aquel entonces contara con destacadas personalidades como el ensayista cubano Ángel Augier, Premio Nacional de Literatura y los periodistas argentinos Jorge Ricardo Masetti y Rodolfo Jorge Walsh.
En 1960, Gabriel García Márquez ya formaba parte del staff de corresponsales de la región en ese medio de comunicación.
Funda la corresponsalía en Bogotá, vive en Cuba varios meses y después abre la oficina de la agencia en Nueva York, bajo la dirección del periodista cubano Francisco Portela.
Gabriel García Márquez asegura en 1981 que su amistad con Fidel Castro era intelectual y que cuando estaban juntos hablaban de literatura.
Para Fornet su condición de caribeños y antimperialistas también constituyen motivos de simpatía entre ambos.
En ‘Una vida’, la biografía sobre Gabo escrita por el crítico literario inglés Gerald Martin, su autor asegura que García Márquez encontró en Fidel a un hombre que no se plegaba al imperialismo, un latinoamericano que no se dejaba derrotar y a un muy buen auditor.
Durante la década de 1980, ya radicado en México, Estados Unidos le negó la visa de entrada a su territorio por la cercanía con el líder cubano.
El veto fue revocado por el expresidente William Clinton, reconocido admirador del intelectual y cuya novela ‘Cien años de soledad’, resultó su preferida.
Precisamente, el libro ‘Los últimos soldados de la Guerra Fría’, del periodista brasileño Fernando Morais, recoge en uno de sus capítulos el periplo de García Márquez para entregar, en 1998, una misiva secreta de Fidel Castro a Clinton, con la cual el dirigente cubano buscaba frenar a las organizaciones terroristas de Miami, responsables de atentados con bombas en La Habana.
‘En 2005, Fidel hace público ese mensaje y evidencia, una vez más, su vínculo de confianza absoluta.
Eso no quiere decir que no existieran tensiones o desencuentros. Pero al Gabo no le interesaba decir en público nada que supusiera una diferencia con Fidel o la Revolución Cubana’, concluye Fornet.
El periodista y escritor, Gabriel García Márquez, nació el 6 de marzo de 1927, en Aracataca, Colombia.
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Cortesía de Prensa Latina / mem/dgh