Los ajolotes tan conocidos ahora, que lo mismo hay peluches o frazadas con su imagen y hasta botargas, son anfibios que podrían desaparecer.
Un equipo del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está realizando un nuevo censo del ajolote (Ambystoma mexicanum) en Xochimilco. Así lo reseña Expansión (expansion.mx) en su sección de Ciencia y Salud.
La información difundida por dicho medio de comunicación explica cómo este anfibio, considerado en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es un indicador crucial del estado de este ecosistema que enfrenta una grave crisis ambiental.
El último censo, realizado en 2014, registró apenas 36 ejemplares por kilómetro cuadrado, una caída drástica desde los seis mil documentados en 1998.
Los responsables del proyecto, el doctor en Ecología Luis Zambrano González y la maestra en Ciencias Vania Anaid Mendoza Solís, explicaron que el censo tiene como propósito determinar el estado actual de la población silvestre de ajolotes y las condiciones ambientales de Xochimilco.
El primer muestreo se llevó a cabo entre septiembre y octubre de 2024, y los resultados preliminares se darán a conocer en el primer semestre de 2025, expone Expansión.
“Lo que hemos podido percibir es una gran densidad de tilapias. La situación del ajolote nos muestra que Xochimilco, su hogar, está en deterioro, lo que afecta no solo a la biodiversidad, sino también la calidad de vida de los capitalinos”, destacó Mendoza Solís.
Entre los principales problemas que afectan a la población de ajolotes destacan la urbanización, la contaminación del agua y la introducción de especies exóticas.
Según Zambrano González, aunque algunas personas aseguran haber visto ajolotes en vida silvestre, el equipo científico busca verificar su presencia mediante métodos rigurosos.
“Es importante combatir la desinformación sobre el estado del ajolote. Este censo nos permitirá saber si la especie sigue sobreviviendo en libertad y entender mejor los retos que enfrenta”, agregó Zambrano González.
Además del censo, la UNAM impulsa proyectos como ¡Chinampa-refugio!, una iniciativa que trabaja con chinamperos locales para rehabilitar espacios en Xochimilco que sirvan de refugios seguros para el ajolote y otras especies nativas.
La segunda etapa del censo se llevará a cabo entre enero y febrero de 2025, con análisis de ADN ambiental, calidad del agua y biodiversidad local.
Se prevé realizar un nuevo registro en 2026 para complementar los datos.
El esfuerzo liderado por el Instituto de Biología de la UNAM, y documentado por Expansión, subraya la urgencia de proteger al ajolote y preservar el ecosistema de Xochimilco, cuya conservación es esencial para la biodiversidad y la calidad de vida en la Ciudad de México.
Fuente: Expansión (expansion.mx)