Perdido y arrepentido, así anda el ex presidente charro, o sea Vicente Fox, quien creyendo estar reclinado en el confesionario, se dijo arrepentido de haber “liberado del desafuero” a Andrés Manuel López Obrador.
¿Es en serio? Tan metido en la empresa de la mariguana que ni él ni sus amigos se han percatado que junto a López Obrador hay millones de personas que con garras y gritos, hicieron patente la injusticia que trataban de perpetrar en su contra para evitar que fuera candidato a la presidencia de la República.
De ese tamaño es el cinismo y la ceguera de Fox y los opositores, quienes un día sí y otro también acusan a López Obrador de autoritarismo. Es un dictador, dicen.
Admitir públicamente que detrás de la argucia legal del desafuero, hubo una mano autoritaria, es también aceptar que en el proceso que pretendió, entre 2004-2005, levantar cargos penales por abrir una calle y con ello manchar la vida de nuestro hoy Presidente, es declararse abiertamente corrupto. Pero, según Fox, el autoritario es otro.
Y es que si López Obrador hubiera sido acusado oficialmente, habría perdido todos sus derechos civiles, incluido el derecho a postularse para la presidencia en 2006. Pero les falló.
Ni antes ni ahora, Fox y sus amigos, se han dado cuenta que AMLO no está solo. De eso hay constancia y presencia.
Si el pueblo salió a las calles para defender al entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, hoy volverá a tomar la plaza pública no sólo para estar al lado de un líder honesto, sino para junto con él, defender nuevamente la verdad y la justicia.
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M21