Por César Montes / Desde la cárcel en Guatemala*
Así nació el Ejército Guerrillero de los Pobres, con el deber de todo revolucionario que es HACER LA REVOLUCIÓN, no hablar de ella.
No hubo más entrevistas con el Che. Solamente Orlando (Olo) Pantoja me visitó para ver quiénes de los becados estaban dispuestos a prepararse. Y regresar al país a HACER LA REVOLUCIóN, que era el DEBER DE TODO REVOLUCIONARIO. Convoqué a una reunión, se inscribieron todos menos dos.
Se prepararon casi todos y en la preparación defeccionaron varios. Finalmente regresaron solo cinco. Tres de ellos nos integramos a la lucha y dos al llegar se retiraron del todo. Por todo ello Pantoja siguió en comunicación. Sabiendo que detrás de él estaba el Che, mantuve la fe que inculcaba, cuando desapareció supuse que estaba en el continente. Nunca pensé que se hubiera ido al Congo.
Cuando escribió su carta a la Tricontinental creció como nunca. Cuando me entrevisté con Fidel me dio a saber que el Che estaba en Bolivia preparando una gesta tan grande como la de Bolívar. Me propuso regresar con un contingente de comandantes cubanos que no acepté explicándole que aquí combatientes había muchos y muy buenos, que el problema era en la Dirección. En eso llegó el 8 de octubre día de su caída en combate. Todo cambió.
Fidel me envió a decir que con el Che habían muerto las posibilidades de las guerrillas. Que me quedara a vivir en Cuba, que me casara, que estudiara, como el fundador del ELN de Colombia que se convirtió en estudiante destacado. Me negué y se molestó. Me dijo: “Quién te crees que puedes continuar las guerrillas si ya ha muerto el Che”. Argumenté que no era yo quien continuaría, sino que los pueblos originarios y combativos de Guatemala lucharían hasta el triunfo.
Después de mi decisión de regresar a impulsar una segunda oleada guerrillera. Llegó de nuevo Piñeiro con un mensaje de Fidel: No quiero cargar con la responsabilidad de que los maten a todos. Ya mataron a Caamaño Deñó de la República Dominicana y al Che en Bolivia. Así que te vamos a garantizar pasaportes a todos los que quieran irse contigo y te entregaremos la última ayuda económica que les daremos. Luego estarán en tus decisiones todo lo que les ocurra. Posteriormente un delegado llegó al en ese entonces, México, Distrito Federal.
Cuando nos encontramos, ni me saludó. Dejó un maletín lleno de US dólares en el piso y se retiró apresuradamente a donde lo esperaba un vehículo. En ese momento sentí un gran peso sobre mis hombros y decidí seguir con más decisión y coraje el deber de todo revolucionario que era HACER LA REVOLUCIÓN, no hablar de ella.
Paulatinamente fueron llegando los compañeros ya super entrenados que habían sido retenidos en la Isla por Rolando Morán que estaba listo para dividir el movimiento. Elaboró algunas bases teóricas de la Nueva Organización Revolucionaria de Combate (NORC) un nombre difícil de asimilar y aún de pronunciar por tanta consonante y una sola vocal.
Encabecé las primeras exploraciones rumbo a la frontera de México con Guatemala. Resumiendo, los muchos viajes que hicimos, llegamos a la decisión de ir dos compañeros conmigo por toda la trocha de la línea divisoria. Resultó más difícil de lo imaginado porque esa frontera trazada con teodolitos no respetaba hondonadas, cumbres altas, bosques húmedos, nubosos, arbustos espinosos, cenagosos y finalmente llegamos a la Estación Hidrométrica de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) en el río Ixcán.
En ese lugar encontramos apoyo y nos sorprendimos de saber que existía una pista de aterrizaje que era usada una vez al mes para recibir alimentos, materiales para los aparatos de control del caudal del río y algún repuesto de los aparatos. Simulé estar interesado en obtener permiso para sembrar alimentos (frijol y maíz) pastos y traer algunas vaquillas para hacer lo que en aquel país llaman Rancho.
Obtuvimos se apoyó y empezamos a entrar los supuestos trabajadores para mi nuevo Rancho y hasta utilizamos la pista para transportar bieldos, palas, piochas y escondido en medio entrar armas que habíamos comprado en Brownsville Texas en las armerías del monopolio de Bush Padre que vendía armas sin recato al mejor postor, luego informaba a la inteligencia norteamericana para que capturaran los vehículos en los que transportábamos las compras, pero que siempre fallaron porque rápidamente los cambiábamos de vehículo y tomábamos rutas alternas. Luego cruzamos todo el territorio mexicano hasta la frontera sur, donde las fuimos acumulando mientras entraban más compañeros nuestros que las empuñarían.
El 19 de enero de 1972 entramos al territorio selvático nacional cargando alimentos que confiscamos junto con armas de cacería a los trabajadores de la CILA luego de capturar al piloto de la avioneta que quemamos en medio de la pista para interrumpir posibles vuelos de refuerzo que era previsible.
Dos ejércitos trataron de combatir el recién nacido movimiento guerrillero, el mexicano persiguiéndonos y el guatemalteco tratando de impedir que llegáramos a áreas pobladas y según ellos condenándonos a una muerte segura por enfermedades como malaria, dengue o hambre. Así se reinició la segunda ola guerrillera en Centroamérica, que después de 17 días en una selva impenetrable logro llegar a los primeros colonos más adentrados en la Selva del Ixcán grande guatemalteco.
En ese parcelamiento llamado San Lucas, logramos apoyo y meses después el primer campesino integrado a la guerrilla. Usamos las armas para hacer propaganda política y la organización. Evadimos el combate por nuestro reducido número de combatientes y logramos crecer hasta superar los 10 mil combatientes, colaboradores y simpatizantes en pocos años, cubriendo gran parte del territorio del país logrando la integración de los pueblos originarios.
De aquellos 15 hombres, excepto uno que fue fusilado por los propios compañeros, todos llegaron a ser jefes de destacamentos numerosos, algunos incluso fueron promovidos a la Dirección Nacional de lo que decidimos se llamaba Ejército Guerrillero de los Pobres.
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