Lo mismo en los mundiales de fútbol que en los juegos de liguilla y hasta en la cascarita con los vecinos de la cuadra, el árbitro solo tiene que ser eso.
Es decir, no tomar partido por un equipo u otro, sino en resumidas cuentas ser neutral porque “árbitro que no es neutral no es árbitro”.
Pues en esa cancha estamos, rumbo a la final del 6 de junio, tratando de ubicar a cada participante en su lugar: a los partidos políticos y sus voceros; a la autoridad electoral y sus dichos.
Así como a los 21 mil aspirantes a un cargo de elección, que están haciendo lo que pueden en medio de una enjambre de dimes, diretes y hechos de violencia de a deveras en el campo de juego.
Ah, y también los funcionarios públicos federales, que en este partido también le entran, como la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que saltó a la chancha el pasado jueves 8 de abril llamando al INE a comportarse como lo que es: árbitro electoral.
Palabras más, palabras menos, la Ministra en retiro, que más bien habla poco, pero bien clarito dijo que “siendo la neutralidad una obligación de los gobernantes, también lo es de las autoridades electorales administrativas y judiciales”.
Esto ocurrió cuando junto con el Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, apretó el botón de arranque de la impresión de boletas para la elección del domingo 6 de junio.
Ese medio día ni tara de perezosa la Ministra en retiro citó la célebre frase que apunta hacia los principios éticos de la actividad arbitral:
“Decía, y lo cito de memoria, que el árbitro no busque el aplauso del público, sino el cumplimiento de las reglas del juego. Por definición, el árbitro es neutral o no es árbitro”.
Y es que para alcanzar el éxito o plantar el fracaso de toda contienda, buena parte radica en la capacidad que tiene el árbitro en la aplicación de las reglas, así como en la resolución de las disputas.
Choro mareador o discurso dominguero, pero en esas estamos: enfrentando una disputa por requisitos administrativos que según el árbitro no presentaron algunos candidatos o por candidaturas canceladas por no cumplir quién sabe qué requisitos.
Así las cosas. Al INE le aventaron la bolita para resolver las candidaturas de los aspirantes de Morena a gobernar Guerrero y Michoacán. El Tribunal le pasó esa papa caliente y el tan cuestionado árbitro electoral le quedan unas pocas horas para dar su veredicto.
En tanto, Mario Delgado, desde el palco del partido en el poder llamó al INE a no meter “mano negra” en esas candidaturas y reclamó un ejercicio limpio y democrático “donde la gente mande, en lugar de que las decisiones se queden en manos de unos cuantos corruptos”.
Y esto, que algunos ven como reclamos del partido de las mayorías contra el árbitro electoral, no son más que un llamado de atención porque el INE lanzó un tiro con chanfle.
Porque el árbitro electoral está jugando del lado de quienes quieren dar el golpe al movimiento de transformación
Y con ello menguar el número de votos para que Morena no gane el Congreso y en resumidas cuentas porque al Prianismo y a los que se creían dueños del país, les sigue causando insomnio que Andrés Manuel sea el presidente.
El balón está en la cancha. Nunca debemos olvidar que también el minuto noventa tiene 60 segundos. Por eso, desde las gradas, se escucha un estruendoso: “árbitro, la porra te saluda”.
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M21