Amor con amor se paga, no es una frase hecha es una razón de ser tanto para el presidente Andrés Manuel López Obrador como para su pueblo, su gente que lo acompaña más allá de las fronteras.
A su llegada al hotel Lombardy en Washington, en la víspera de su visita a la Casa Blanca para reunirse con su homólogo estadounidense, Joe Bien, el afecto se hizo patente, las porras, las consignas, el apoyo y ese clamor perenne: “no estás solo”.
AMLO salió al balcón, amable, sonriente, feliz. Saludo con esa sonrisa enorme y sincera a los paisanos congregados que le refrendaron no sólo su apoyo sino su cariño.
Nuevamente el presidente de todos los mexicanos se comprometió a abogar por los derechos de los migrantes, agradeció el trabajo y las remesas que mandan a sus familias, sustento que ha ayudado al pueblo a mantenerse en pie en momentos complicados como el confinamiento por la pandemia de covid-19 y ahora por las repercusiones de la misma, reflejadas en la inflación.
“Les agradecemos mucho por todo el apoyo que se está dando a sus familias en México en momentos difíciles”.
“Sin ustedes no hubiésemos podido salir adelante, ustedes son heroínas y héroes nuestros paisanos migrantes y que viva México lindo y querido”.
Andrés Manuel López Obrador evidentemente no está solo, en cada lugar que pisa está el afecto de un pueblo que por años ha luchado contra viento y marea para tener un auténtico representante, una voz que abogue y defienda.
Un líder de alcance mundial, incansable y consciente de las necesidades de su pueblo.
Los migrantes han estado no sólo en un discurso, sino como objetivo palpable para hacer de América una región próspera y competitiva.
Por eso, durante su reunión con el presidente Biden, la propuesta de López Obrador es ordenar el flujo migratorio, así como legalizar el estatus de personas de otras nacionalidades que viven y trabajan en aquel país.
La gente lo sabe y confía en que sus palabras tendrán eco.
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M21