El presidente de Estados Unidos empezó su retirada hace un buen rato. Tal vez desde que, hinchado de poder, hizo gala de su autoritarismo y regó una serie de despropósitos a lo largo y ancho del planeta.
¿Cómo le gustaría ser recordado? Es una pregunta común a ciertos personajes que van colocando acontecimientos en nombre de la permanencia en la historia.
Con Trump suman miles y no precisamente buenos sino porque todos los días lanzaba mensajes temerarios y cínicos a través de su red social preferida, la misma que en el ocaso de su gobierno, le fue cancelada.
Ironías de la vida o simplemente atinadas coincidencias del destino que también lo ponen hoy, a unas horas de dejar el poder, en la antesala del juicio político.
Apenas la semana pasada circularon fotografías de la mudanza en la Casa Blanca, movilizando lo que presuntamente se dijo eran las pertenencias de Trump.
También la semana pasada la Cámara de Representantes de Estados Unidos, aprobó el juicio que le acusa de haber incitado la toma violenta del Capitolio, lo cual lo dejaría sin posibilidad de ejercer cargos públicos.
Aunque eso no le causaría ni un ápice de preocupación, ya que según la revista Forbes, el magnate goza de una fortuna que ronda los tres mil millones de dólares, ganados por sus negocios en el sector inmobiliario, inversiones y promoción de marcas personales.
Pero la reciente acusación de incitación a la violencia, es solo una raya más al tigre, porque sobre el ciudadano Trump pesan acusaciones que van del fraude fiscal, bancario e inmobiliario a otros delitos graves.
Y no se trata de hacer leña del árbol caído, tampoco gritar un muera el rey, viva el rey. Sencillamente en ese entramado de acontecimientos, Trump, al dejar la presidencia, vuelve a ser un ciudadano común y por tanto podría enfrentar los juicios que han quedado pendientes.
Él se dice víctima de una cacería de brujas. Lo cierto es que el Senado estadounidense podría abrir el juicio político, el 20 de enero, es decir el mismo día que Biden jurará como presidente de Estados Unidos.
Para que ello ocurra, es decir para condenar a Trump, el Senado necesitará un tercio de votos. Esto luego de que la Cámara de Representantes o Cámara Baja aprobara el juicio el 6 de enero por “incitar deliberadamente a la violencia contra el gobierno de Estados Unidos”.
No obstante, en su discurso de despedida, Donald Trump además se dijo orgulloso por “ser el primer presidente en décadas que no ha iniciado nuevas guerras”.
Además dijo: “todos los estadounidenses quedaron horrorizados por el asalto al Capitolio. La violencia política es un ataque sobre todo lo que los estadounidenses defienden”.
Al despedirse con el corazón leal y dichoso, sostuvo que el movimiento iniciado apenas comienza.
“Peleé por Estados Unidos y todo lo que representa, para que sea segura, fuerte, orgullosa y libre. Ahora mientras me preparo para hacer el traspaso de mando a una nueva administración, quiero que sepan que el movimiento que fundamos, está apenas comenzando”.
La suerte está echada.
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M21