Por Gerardo Fernández Casanova / [email protected]
Se requiere una elección constitucional. Estoy convencido de que a partir de 2018 México emprendió un venturoso camino de progreso. Tal fue la decisión popular en la elección presidencial de ese año que de manera abrumadora, otorgó a López Obrador y al movimiento por él encabezado, la fuerza para llevarlo a la realidad.
No dudo en afirmar que la misión ha sido cabalmente cumplida y que la mayoría refrendaremos la decisión para quien representará el relevo, Claudia Sheinbaum Pardo.
Así las cosas, es importante analizar los aspectos de insuficiencia del actual régimen, en términos de proveer a su corrección en la próxima administración. El Presidente López Obrador gobernó al país con las manos atadas, sometido a una estructura normativa diseñada para debilitar al estado en su responsabilidad de conducir al país hacia la mayor felicidad posible, aunque mucho se avanzó en la materia.
Se instalaron los programas de bienestar, se construyeron importantes obras de infraestructura, se produjo crecimiento del empleo y de la economía en su conjunto y se redujeron la pobreza y la desigualdad.
Todo pudo haber sido más, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, de no haber sido estorbado por una oposición ciega y obtusa, más preocupada en recuperar sus privilegios que en jugar un papel crítico aportador al progreso del país.
Aferrada a la globalización neoliberal, la oposición no dudó en hacer uso de los candados previamente establecidos para sujetar al estado a sus intereses; la privatización de las actividad económica en primerísimo lugar.
López Obrador tuvo que operar en un circo de muchas pistas para cumplir con su proyecto alternativo y mantener la estabilidad financiera en el país. Además de lidiar con la mezquina oposición local, tuvo que hacerlo con el blondo troglodita que gobernaba en USA, con una terrible pandemia y una severa crisis provocada por la guerra en Ucrania. Agréguese la rémora de una Suprema Corte de Justicia, reducto del más rancio y corrupto conservadurismo, así como la caterva de órganos autónomos supletorios funcionales del estado.
Todo ello arropado y magnificado por una prensa entregada al deporte del denuesto y la calumnia contra el presidente y a favor de la oligarquía. En resumen, un panorama infernal.
El segundo piso de la Cuarta Transformación requiere un mayor grado de libertad de acción, no necesariamente de contar con una oposición cómoda y colaboradora; sólo con que sea congruente y racionalmente crítica: desde luego, sin que ello implique una desviación del rumbo trazado. Es en materia de reforma del estado y de la legislación aplicable donde deberá enfocarse prioritariamente la nueva administración. El poder judicial requiere de cirugía mayor.
Arreglar tales problemas necesita de un enorme apoyo popular que otorgue al Movimiento de Regeneración Nacional una mayoría suficiente en las cámaras para hacer reformas constitucionales. De ahí la importancia del voto masivo a favor de sus candidatos el próximo 2 de junio. No basta con ganar la presidencia y las gubernaturas. Es indispensable el voto integral y sin remilgos.
Pueblo de México: cada voto es importante, tu voto es el que más cuenta. No lo desperdicies en la próxima elección constitucional. México nos necesita.