Por César Montes / Desde la cárcel en Guatemala*
En este día me encuentro como preso político cumpliendo tres años. Pesan estos tres años más que los 36 de participación en la lucha armada con los pueblos centroamericanos en la que me forjé. Sin lugar a duda la gota permanente en una piedra, cala. Así el pesado fardo de estar privado de libertad hace daño.
Aún como preso político, sigo aquí firme como una roca. De pie como un árbol, luchando para que no se cumpla un año más en este infame encierro, con comodidades, pero encierro siempre.
Quiero agradecer a todos los que me han apoyado nacional e internacionalmente y no me olvidan nunca. Los que han firmado peticiones exigiendo mi libertad incondicional. Aquellos que han elevado oraciones o realizado ceremonias mayas en mi nombre. Aún agradezco a los que están conmigo pero que por temores a la represión no lo han manifestado, pero sé que cuento con ellos.
Sigo manteniendo la disciplina que permite que mi alma nunca haya podido ser encarcelada. Tampoco pudieron mellar mi espíritu guerrero, combativo. Sigo confiando en las fuerzas del pueblo que me vio nacer y aquellos otros países en donde puse en riesgo mi vida para demostrar mi calidad internacionalista y la verdad de mis principios. Considero, desde siempre, que la rueda de la historia solo gira para adelante. Que ciertas épocas difíciles solo son pruebas de nuestra firmeza.
Seguiré con la moral en alto, con mi autoestima y la seguridad en mis principios, resistiendo este tiempo y a las opiniones contrarias. Aún en un centro de detención mayoritariamente lleno de aquellos que enfrenté con valentía, sin tregua y de quienes me he ganado el respeto.
Así pues, aquellos que sobrevivan a esta dictadura simulada con procedimientos falsamente legales NO OLVIDEIS, PARA QUE NUNCA SE REPITA ESTO CON NADIE.
Me despido con la consigna que hicimos nuestra durante 36 años: A VENCER O MORIR POR GUATEMALA.
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*El 12 de octubre de 2020 César Montes fue detenido ilegalmente en México y trasladado bajo secuestro a Guatemala. injustamente detenido, preso y condenado a 175 años de cárcel, es el último guerrillero revolucionario del siglo veinte. Desde distintos países del mundo llegan firmas para que la justicia guatemalteca revea su situación y lo libere. Mientras tanto escribe desde su encierro y PREGUNTAS publica sus recuerdos y reflexiones que interpelan críticamente a una sociedad que no atina a reaccionar frente a la embestida de la derecha. Aquí su entrega. (Nota del Editor de PREGUNTAS). *Este testimonio, publicado por el Semanario PREGUNTAS, se reproduce con permiso del autor.