Quien escuche hablar a Ricardo Monreal quedará, por lo menos confundido, usa deliberadamente una voz pausada, segura, inalterable, con civilidad y sin emociones. Su discurso procura ser congruente, justiciero, y piadoso. Rivaliza con los sacerdotes en el estilo, y en muchos casos, los supera.
Sin embargo, “en política -discrepamos con Jesús Reyes Heroles- la forma ya no es fondo”, pues las disertaciones tienen seguimiento por parte de la población que las contrasta con las conductas teniendo éstas la “carga de la prueba”.
La operación de Ricardo Monreal, en contra de Morena, y el presidente López Obrador, no nace con la adopción de un grotesco “monaguillo” importado de la ultraderecha mexicana, como es Ramírez, mejor conocido en el bajo mundo como “Giprian”. No, a este sujeto le había precedido como abierto “francotirador”, Alejandro Rojas Díaz Durán, quien fuera el coordinador de asesores de la bancada de Morena en el senado, y por si fuera poco, suplente del poderoso senador.
En marzo de 2019, Alejandro Rojas, emitía un comunicado esperado:
“He decidido renunciar a la comodidad de mi puesto (no hacía nada) en el senado de la república para ir en defensa de mis convicciones, mis principios y mis ideales…”.
De la misma forma, aseguraba, buscaría la dirigencia nacional de Morena haciendo una “gira” por diferentes estados del país para conocer el “sentir” de los ciudadanos.
Monreal iniciaba de esa manera el camino para hacerse del partido que facilitara su llegada a la ansiada candidatura en 2024. El prestigio del senador había quedado muy dañado en el proceso de selección para la jefatura de gobierno en 2018 por “malas artes” señaladas. El desprestigio de Alejandro Rojas Díaz Durán, su incondicional elegido, no era menor.
2018, fue el año de mayor alegría democrática para el pueblo mexicano, se había logrado dar un gran paso en la búsqueda de un cambio trascendente que beneficiara a las mayorías. El candidato López Obrador arrasaba con un 53% de las votaciones que compartiría parcialmente con senadores y diputados federales.
La inercia de popularidad de López Obrador habría influenciado, también, la elección de autoridades locales: gobernadores, presidentes municipales, síndicos y regidores. Nadie, en su sano juicio, podía cuestionar el éxito abrumador de Morena, sus candidatos y liderazgos.
Pero, el proyecto monrealista estaba en marcha y no podía dejarse subyugar por la euforia nacional, su interés personal estaba por encima de todos.
Es en el mes de enero de 2019 cuando Rojas, su emisario, desafiaría la concordia y unidad del partido, para denostar con infundios a sus principales liderazgos dando paso a un guerra intestina que ya no se detendría.
Es el quién afirmaría Morena era controlado por “una nomenclatura que se adhería e impulsaba la revolución bolivariana de Maduro” (ratificaba la premisa fallida que seríamos como Venezuela) y era “una camarilla de tufo estalinista”.
En marzo de 2019, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena abría un procedimiento de oficio contra Rojas Díaz Durán por presuntas transgresiones a los documentos básicos de Morena.
Seguirían numerosas denuncias y sanciones en el mismo tenor, que sospechosamente el TEPJF dejaría siempre sin efecto, conservando su militancia pero perdiendo credibilidad ante todos aquellos que habrían advertido su propósito por dinamitar al partido en el poder.
A pesar de todo, lograría colar su candidatura para la encuesta por la presidencia del CEN de Morena en octubre de 2020, con un resultado desastroso.
El pasado 25 de octubre, Layda Sansores, gobernadora de Campeche, en su programa denominado “Los martes del Jaguar”, presentaba presumibles conversaciones vía WhattsApp realizadas en el mes de junio de 2020, que habrían tenido Alejandro Moreno (alito), quien preside el PRI nacional y Ricardo Monreal Ávila, presidente de la JUCOPO y coordinador de Morena en el senado.
Monreal se ofrece a defenderlo por la investigación que la FGR realizó en su contra. Recordemos, terminó en una escandalosa y grotesca exoneración del priista.
A cambio Alejandro Moreno se habría comprometido que en las elecciones de Zacatecas en 2021, el PRI no formaría parte de la coalición con el PAN y el PRD.
La gobernadora Sansores, ese día, concluye, son actos de corrupción graves de Monreal, quien está obligado a explicar porque trafica con la justicia para obtener beneficios personales.
Y también le reprocha, en 2021, con la elección para alcaldías de la ciudad de México, el senador haya “metido las manos” a favor de las oposición habiendo recibido posiciones en las antiguas delegaciones.
Niega Layda que el material difundido lo haya obtenido a través del espionaje, que a ella se lo entregaron de forma anónima, y siente un compromiso social para darlo a conocer.
Al día siguiente, en un fallido “programa” que tuviera que ser sustituido por un video, Alejandro Rojas Diaz Durán, el empleado “mil usos” de Ricardo, acusa a Sansores y su familia de haber obtenido en 2006 múltiples terrenos a precios de ganga.
También hace una defensa a ultranza de Monreal con el énfasis requerido:
“Fue un ataque que viola los derechos humanos, viola la constitución y viola la ley. La verdad es que me parece que la intencionalidad es que se descarrile (no explica de donde) y tratarlo de hincar, pero yo creo no se va a hincar, no nos vamos a hincar, yo tampoco”.
Apenas este viernes 27, el senador Ricardo Monreal presentaría ante la Fiscalía General de la República (FGR) una denuncia contra la gobernadora de Campeche por la filtración de presuntas conversaciones privadas con el dirigente nacional priista Alejandro (alito) Moreno, solicitando se le investigue y lleve a juicio por su presunta responsabilidad en los delitos de: intervención ilegal de comunicaciones privadas, la difusión de conversaciones obtenidas ilícitamente y peculado al haber utilizado medios públicos para dar a conocer el contenido de mensajes de texto.
El coordinador de la bancada morenista abundaría en el camino probable del proceso:
“Tras presentar la denuncia, se integrará una carpeta de investigación, los peritos determinarán si tengo razón y luego el ministerio público determinará si existen delitos”. “Y como tiene fuero la servidora pública, tiene que expresar la fiscalía su determinación de solicitar en la cámara de diputados la declaratoria de procedencia para someterla a los delitos que se han cometido, eso es lo normal”.
Como podemos ver, la denuncia penal es muy frágil y el senador Monreal sabe jamás prosperaría. Puedo asegurar, el intento quedará en el terreno de lo mediático buscando “lavarse un poquito la cara”.
La gobernadora ya demostró en un proceso similar que nadie podrá demostrar haya intervenido las comunicaciones privadas de Alejandro Moreno, por tanto, su difusión no es ilegal.
Con respecto al terrible delito de peculado en que incurren de manera hasta inconsciente los funcionarios públicos haciendo uso de los recursos del pueblo en forma artera, puedo decir muy poco en el caso de Layda Sansores.
Donde podría abundar algo más es en el uso discrecional de los tiempos en varios empleados del senado encabezados por Alejandro Rojas Diaz Durán y Gibrán Ramírez, cuya encomienda principal, tal parece, es la promoción personal, electoral y defensa de su jefe político, el doctor Ricardo Monreal Ávila.
A veces pienso la interpretación de la ley es muy burda y se emplea con un doble rasero. Ejemplo: El hackeo hecho por los “Guacamaya Leaks” a la SEDENA fue absolutamente ILEGAL y la información le fue entregada a Carlos Loret de Mola y a otros periodistas, que en opinión supuesta del doctor en derecho Monreal, la difundieron ILEGALMENTE.
Luego entonces debemos esperar nuestro celoso guardián de la Constitución y de las leyes que de ella emanan, denuncie penalmente a todos, claro, con la salvedad de que deberá demostrar que ellos fueron los que intervinieron las comunicaciones de la SEDENA.
“Hace 26 años Andrés y yo iniciamos ésta lucha” o “Yo fundé Morena con Andrés”, son frases atribuibles a la ignorancia y al descaro fácil de Ricardo para lavar su pasado. NUNCA podría ser considerado entre los lideres históricos de la izquierda mexicana simplemente porque no estuvo ahí.
Hace 26 años chantajeaba al PRI con su partida si no le daban la candidatura al gobierno de Zacatecas, López Obrador le ayudó desde el PRD para que pudiera ser gobernador. La vida política de nuestro presidente era más antigua y mucho más profunda.
Por otra parte, es justo decirlo, el único fundador de Morena en un reconocimiento honesto, se llama Andrés Manuel López Obrador, y sí, fue acompañado por decenas de miles de ciudadanos honestos que estuvieron ahí, muchos, de manera fortuita.
El senador Monreal, también sabe, nunca sería siquiera considerado para entrar a la encuesta de Morena (el mismo se marginó) y por ello, y otras “pequeñeces”, no será su candidato presidencial. Sin embargo, ha optado por golpear al partido y a los precandidatos más avanzados desde adentro, para debilitarlos y encontrarse con alguno de ellos…afuera.
“Conocerse a uno mismo no sólo es la cosa más difícil, sino también la más incomoda” (H.W. Shaw)
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