La definición de Cumbre, según el diccionario Oxford Languages “es el punto más alto o mayor grado de perfección, intensidad o grandeza en algo” y en el de la Real Academia de la Lengua “Dicho especialmente de una reunión: Compuesta por los máximos dignatarios nacionales o internacionales para tratar asuntos de especial importancia”.
Es entonces elemental llegar a la conclusión de que no puede haber una Cumbre de las Américas excluyendo, como lo quiere hacer Estados Unidos, a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Bien señaló el Presidente Andrés Manuel López Obrador:
“En América no podemos seguir manteniendo la política de hace dos siglos. De manera muy respetuosa, ¿cómo es que convocamos a una Cumbre de las Américas, pero no invitamos a todos?
“¿Entonces de dónde son los que no están invitados? ¿De qué continente? ¿De qué Galaxia? ¿De qué satélite?”
Bien vale la pena recordar y para quienes no lo sepan, sobre todo a los jóvenes, informarles la historia de una de las más duras derrotas políticas asestadas a Estados Unidos.
Fue el fracaso de establecer el “Área de Libre Comercio de Las Américas” (ALCA), que se aprobó en la Cumbre de Las Américas celebrada en Miami Estados Unidos en 1994 y que creaba un espacio continental de libre comercio antes de 2005 y que en gran medida fue fallido por excluir a Cuba de este mecanismo.
Bien se sabe que en el fondo la intención de Estados Unidos era hacer realidad su sueño de “América para los americanos” la doctrina del presidente James Monroe que en 1823 establecía que cualquier intervención de los europeos en América sería vista como una agresión y permitía la intervención de Estados Unidos.
Es decir, terminaba con la soberanía de los países de América, lo que modernizado para los inicios del siglo XXI con el ALCA era formalizar las políticas económicas del neoliberalismo en todos los países del continente (menos Cuba), lo cual iba en contrasentido de las luchas y los vientos de libertad que soplaban en América Latina.
Pueblos hermanos
Ignoraron el hecho cierto de que no puede haber trato de iguales entre desiguales, que para México y los países de Centro y Sudamérica significaba tener que renunciar a su soberanía, debían adherirse incondicionalmente y quedar sujetos a las directrices, injerencismo y caprichos del país del norte.
Menospreciaron la dura lucha de los pueblos sudamericanos y sus líderes que con grandes movilizaciones, rebeliones populares y estallidos sociales, lograron llegar a los gobiernos, Hugo Chávez en Venezuela 1999; Luiz Inacio Lula Da Silva en Brasil 2003; Néstor Kirchner en Argentina 2003; Tabaré Vázquez en Uruguay 2005.
Los últimos años del siglo XX y primeros del siglo XXI se distinguieron por las batallas en contra de las políticas del neoliberalismo por medio de las cuales se despojó a los pueblos de sus bienes naturales, desindustrializaron a los países con la apertura de los mercados; las agendas privatizadoras y las políticas depredadoras en contra de la clase trabajadora y empobrecimiento de las clases medias despertaron una conciencia social que se manifestó en grandes movilizaciones, con demandas sociales y una creciente oposición al ALCA.
Flotaba en el ambiente el hecho de que era una iniciativa fallida conformar excluyendo a Cuba, país que desde el triunfo de su Revolución en 1959 era un referente fundamental en el escenario regional y mundial, lo que le quitaba al ALCA el carácter de un organismo de “las Américas”.
En 2004 la oposición al ALCA se había generalizado en los sectores progresistas de América, Yeidckol Polevnsky en ese entonces dirigente empresarial de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) de México, acudió como oradora a un evento del Banco Mundial en Argentina en el que subrayó con énfasis:
“No puede haber un ALCA sin Cuba, lo que la naturaleza unió no se puede destruir en un acuerdo”.
Quedó desnudado el intento norteamericano de recuperar la hegemonía en el continente, no solo había una resistencia de los movimientos sociales, sino que estos se habían fortalecido y la ola progresista avanzaba incontenible, el ejemplo de dignidad y resistencia de Cuba prendía en Nuestra América.
Una vez más el grave error de Estados Unidos fue la soberbia, no reconocer la historia y las individualidades de cada país e insistir en que era el líder en un mundo unipolar, por lo que los gobiernos y pueblos de América se tenían que someter al imperio en lo que pretendían ser una nueva edición de la “doctrina del Destino Manifiesto” en la que Estados Unidos propagaba su visión, su forma de gobierno y sus políticas económicas a todo el continente.
Las masivas manifestaciones por todo el continente no solo mostraron el rechazo al ALCA sino a las políticas neoliberales del consenso de Washington, a los gobiernos que apoyaron a las corporaciones trasnacionales norteamericanas por sobre el interés y a espaldas de sus pueblos.
En este contexto se realizó en Mar de Plata, Argentina la IV Cumbre de Las Américas el 4 y 5 de noviembre de 2005 en la que pretendía Estados Unidos, imponer el Área de Libre Comercio de Las Américas (ALCA).
Para vergüenza de México el aliado de los Estados Unidos y de George Bush en este intento fue el presidente Vicente Fox, servil a los intereses norteamericanos jugó el deshonroso papel de comparsa confrontándose con los mandatarios sudamericanos que se opusieron al ALCA.
Así la férrea resistencia de los pueblos de Nuestra América y la decisión patriótica, con apoyo popular, de Hugo Chávez de Venezuela; Lula Da Silva de Brasil; Néstor Kirchner de Argentina, Tabaré Vázquez de Uruguay, derrotan esta nueva intentona de predominio de Estados Unidos.
El 10 de noviembre, de regreso a su país, Hugo Chávez denunció el lamentable papel de Vicente Fox, destacó: “da tristeza el entreguismo de Fox” al que calificó de “Cachorro del imperio”.
Es vital reconocer el vigoroso acompañamiento en Mar de Plata, Argentina de la III Cumbre de Los Pueblos de América y la Cumbre Continental de Pueblos y Organizaciones Indígenas que contribuyeron decididamente para enterrar el ALCA, historia que no podemos olvidar y que traemos a la memoria como una viva y atendible llamada de atención; las Declaraciones Finales de estas dos organizaciones sociales deben tenerse en cuenta por los gobernantes que asistan del 8 al 10 de junio próximo a la reunión a la que convoca Estados Unidos en Los Ángeles California.
Será entonces una reunión que erróneamente quieran llamar “Cumbre de Las Américas” ya que no puede haber una Cumbre de Las Américas excluyente, lo que anuncia un nuevo fracaso de Estados Unidos, hoy ante una nueva ola progresista, la correlación de fuerzas nos favorece en América Latina y el Caribe, México, Argentina, Bolivia, Perú, Chile, Honduras, se unen a Cuba, Venezuela, Nicaragua y los países caribeños que han decidido no asistir si se insiste en las exclusiones, países a los que previsible y presumiblemente se unirán este mismo año, Colombia con Gustavo Petro y Brasil con Lula Da Silva.
La obsoleta, anacrónica y entreguista OEA ha sido desplazada por la CELAC y si Estados Unidos quiere una interlocución con la región, esta debe ser entre similares, respetando la soberanía e independencia de los países miembros, sin intervencionismo en sus asuntos internos, bien haría el Presidente Joe Biden en atender la petición del Presidente Andrés Manuel López Obrador: “Si va a haber una Cumbre de las Américas tienen que participar todos los países, todos los pueblos de América”.
Implícitamente lo deja muy claro, no puede haber una Cumbre de Las Américas con exclusiones.
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M21