Nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador nos ha repetido en varias ocasiones que no debe haber divorcio entre pueblo y gobierno. Puede parecer una utopía a los ojos de los conservadores y de quienes extrañan los viejos regímenes, pero no es así.
Una de las naciones, aliadas y amigas de México; basa su modelo de desarrollo precisamente en estrechar año con año las relaciones del gobierno con las masas populares, y además tanto su gobierno como su Partido Comunista se compone de cuadros políticos emanados del pueblo. Me refiero a la República Popular China.
La gran prosperidad de China tiene su cimiento en mil cuatrocientos millones de ciudadanos. El presidente Xi Jinping lo ha dicho así:
Si nos divorciamos de las masas populares y perdemos el apoyo y el respaldo del pueblo, terminaremos yendo hacia la derrota.
Xi Jinping
A pesar de la lejanía, y la distancia cultural, el proyecto de la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México tiene su fundamento ideológico en el mismo principio que el gobierno de la Nueva China: primero los pobres.
Sin embargo, no fue sino hasta la llegada de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador que se retomó este importante camino político e ideológico que prioriza mejorar las condiciones sociales, políticas y económicas de los más pobres, para encontrar el camino del bienestar de nuestra nación.
Precisamente, desde el general Lázaro Cárdenas se había dejado a un lado el principio de primero los pobres. Además, el general Lázaro Cárdenas fue el primer presidente del México moderno, en estrechar los lazos de amistad con la República Popular China.
En enero 26 de 1959, el general llegó a China por invitación de Mao Zedong, fundador y máximo dirigente del Partido Comunista de China.
Desde entonces, comenzó un largo proceso de entendimiento entre ambas naciones. Hay que recordar que Mao Zedong, fue el líder de un cambio de régimen que cambió profundamente a China y también al resto del mundo. Instauraron la Democrática Popular.
Se trata de un sistema de gobierno basado en el pueblo, a través de consejos que se organizan en las unidades territoriales más pequeñas, como lo que en nuestra nación serían las manzanas o colonias.
A partir del sistema de consejos, se van eligiendo representantes, que tienen puestos rotativos por 5 años, y están en constante comunicación con sus bases, desde donde se toman las decisiones más importantes para la prosperidad de todos.
No existe un sistema de partidos como en Occidente. El partido preponderante es el Partido Comunista de China, que tiene una estructura de poder basada en sus militantes y en sus consejos desde la base.
Uno de los objetivos más importantes de China durante todo el siglo XX y hasta el siglo XXI, fue la aspiración de tener una vida mejor para todo el pueblo, y lograr que todos sus ciudadanos tuvieran una vida modestamente acomodada.
En 2020 se cumplió este objetivo, pero no fue una meta que se logró en solitario.
Para ello requirieron abrir su sistema de gobierno comunista al comercio capitalista de libre mercado. Ahí es donde entramos todos los demás.
Las naciones de todo el planeta de una o de otra forma, comenzamos a tener relaciones diplomáticas con las regiones especiales de China para poder acceder a mano de obra altamente competitiva, e insumos para todas las industrias a precios ínfimos.
A partir de 1970 y hasta la actualidad China ha estrechado sus lazos con casi todas las naciones del mudo, y los costos de su producción, enriquecieron enormemente a nuestra nación amiga.
Durante los últimos 50 años de relaciones diplomáticas entre nuestras naciones, China ha tenido un papel preponderante para el desarrollo de México.
La dependencia al bajo costo de insumos en América Latina es sobresaliente, pues las empresas estatales, así como toda la industria privada que emana de los contratos con los gobiernos de México, es sostenible gracias al comercio e importación de insumos desde China, principalmente porque son los más baratos.
También es cierto, que las políticas neoliberales que adoptamos en los últimos 30 años desmantelaron la industria nacional y de paso destruyeron el comercio de las exportaciones.
Esa situación actualmente tiene a nuestro país con una balanza comercial negativa, tan solo en 2021 las importaciones desde China fueron de 90,556 millones de dólares, mientras que nuestras exportaciones fueron de 8,408 millones de dólares.
En gran medida, esta balanza negativa con China explica el Plan México para la integración económica regional de América del Norte, América Latina y el Caribe.
Tan sólo con Estados Unidos de Norteamérica las importaciones a México en 2021 fueron de 211,406 millones de dólares y las exportaciones de 372,405 millones de dólares.
La relación bilateral entre México y China es mucho más que una relación económica, es una relación geopolítica que nos permite observar en conjunto y de forma sistémica la situación actual y en prospectiva de nuestro propio continente.
A lo largo de estas cinco décadas tanto China como México han crecido, juntas.
Sin embargo, en esta reflexión y festejo del 50 aniversario de las relaciones diplomáticas, es importante repensar esta relación y no hacia un bloqueo económico; sino hacia un tratado comercial binacional que nos permita equilibrar la balanza comercial y establecer una nueva etapa de madurez entre ambas naciones.
Mientras tanto, para nuestras naciones, no queda más que decir ¡Feliz Aniversario!
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M21