El sábado 5 de febrero se realizó en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México, la Primera Convención Nacional Morenista con una participación de más de 3 mil militantes y simpatizantes de Morena.
El evento fue un éxito si se toma en cuenta que no solamente asistieron habitantes de la capital de la república sino también delegaciones de Coahuila, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Estado de México, Yucatán, Puebla y otras entidades.
Todas estas delegaciones asistieron pagando su transporte y gastos de estancia en tanto que no hubo ningún financiamiento.
Después de la reunión plenaria los convencionistas se dividieron en las ocho distintas mesas que abordaron temas como la democracia interna, la formación política, el sentido político e ideológico del partido, la ruta hacia el congreso, el artículo 6º. Bis (candidaturas apegadas a los principios del partido), partido y movimientos sociales, partido y gobierno, transparencia y rendición de cuentas.
A lo largo de este proceso he podido advertir que las distintas preocupaciones de la militancia y simpatizantes de Morena acaso puedan condensarse en dos:
A lo largo del proceso organizativo de la Primera Convención Nacional Morenista se recibieron miles de ponencias para cada una de las ocho mesas en que se dividió el trabajo de la convención.
Solamente la mesa de Formación Política recibió 800 ponencias que fueron resumidas en la relatoría final.
Además se trató de captar los cientos de intervenciones orales que se hicieron en la convención en las distintas mesas y las que los doce oradores en la plenaria planteamos en nuestras intervenciones.
De todo esto salieron 21 resoluciones que comienzan con la adhesión a la lucha por la reforma eléctrica y la realización exitosa de la consulta popular del 10 de abril. Las mismas pueden consultarse en la página https://morenademocracia.mx
Puede advertirse que su sentido se orienta hacia la renovación de los órganos de conducción y ejecución del partido a través de un congreso extraordinario que revocaría el mandato del actual Comité Ejecutivo Nacional y nombraría a uno de carácter interino que generaría un Padrón de Afiliados y con éste se realizaría un Congreso Nacional Ordinario de carácter fundacional antes de que termine el año 2022.
Las posibilidades de que este último resolutivo se lleve a cabo, dependerá de cambios de correlaciones de fuerzas en el seno del Consejo Nacional, Comité Ejecutivo Nacional y la propia Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, lo cual no será labor fácil.
Por ello mismo en lo personal considero, que lo más valioso de la convención en términos estratégicos, es que resulta un evento fundacional en que se organiza un sentir y pensar de un sector muy importante de militantes y simpatizantes de Morena.
Este sentir y pensar, busca reencauzar al partido en el sentido de construir la subjetividad y las acciones políticas que necesita la Cuarta Transformación.
La dirección actual de Morena, particularmente el presidente del CEN Mario Delgado, sometió a consideración de dicho órgano ejecutivo un comunicado público que finalmente no lleva firma.
En dicho comunicado se declara que se respeta la realización de la Convención Nacional Morenista, porque también valora el debate libre, crítico y autocrítico y que los órganos de dirección de Morena estarán atentos a las propuestas que emanen de la convención.
Pero advierte que la misma no tendrá validez legal y pone en guardia con respecto a la división que pueden provocar los intereses personales o de grupo que finalmente favorecen a la oposición conservadora.
Como integrante del CEN expresé mi acuerdo con el espíritu democrático del comunicado pero expresé dos observaciones: la convención no tenía pretensiones de validez legal porque en efecto no fue convocada por los órganos estatutarios.
Ni tampoco hay un espíritu divisionista en la perspectiva crítica de los adherentes a la Convención Nacional Morenista.
Morena tiene una enorme responsabilidad en que la Cuarta Transformación no sea un fenómeno pasajero dependiente de un líder moral, que se retirará de la política cuando termine su período presidencial en septiembre de 2024.
El líder carismático que surge de cuando en cuando, que ha desencadenado la Cuarta Transformación tiene que ser sustituido por una institución partidaria que garantice la continuidad de la voluntad posneoliberal, la separación del poder político y el poder económico y la vinculación indisoluble entre la ética y la política.
La Convención Nacional Morenista del 5 de febrero no tuvo un espíritu divisionista ni ánimo golpista.
Lo que existe es una profunda preocupación porque Morena no deje de ser Morena. O como dijo Andrés Manuel López Obrador en una conferencia mañanera en 2019: que no se eche a perder.
____
M21