Qué ganas teníamos de salir a la calle y hacer un evento masivo en apoyo de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
La alegría desbordó las calles del corazón de nuestro país. Aquí seguimos los treinta millones que votamos por este proyecto.
Y es que las ganas de vernos nuevamente no eran menores, porque aunque la pandemia no ha terminado, la vacuna nos dio un pequeño respiro, una ventana para asomarnos y saludarnos.
Pero también, en estos dos años de pandemia, en la que nos guardamos y evitamos concentraciones masivas, la derecha de forma irresponsable y mentirosa emprendió una campaña en la que parecía que nosotros no estábamos más.
Solo estaba Frena y su plantón de indigentes, o las encapuchadas y su ola de destrucción. Por dos años su narrativa anunciaba en todos los medios de comunicación que ellos estaban en las calles y nadie más. Inflando una supuesta polarización inexistente.
Y llegó el día en que pudimos salir a las calles y ¡mostrar el tamaño del Tigre!
El músculo de la izquierda que gobierna este país, y desde luego el liderazgo que nuestro presidente emana.
Personalmente me encantó nuevamente estar ahí. Ver a todos esos rostros llenos de alegría, de ilusión pero sobre todo de orgullo, porque llegamos y el cambio está sucediendo.
Sin duda, Andrés Manuel López Obrador me representa, y me encantó gritar en el zócalo junto a mis vecinos que nuestro presidente no está solo.
Que aquí estamos los que votamos por este proyecto de izquierda progresista y modernizadora. Este proyecto enfoca sus esfuerzos en buscar las causas de los problemas que nos aquejan y propone cambios sistémicos.
Nuestro presidente nos volvió a preguntar si estábamos de acuerdo con la corrupción y en coro volvimos a gritar que ¡no!
Y no solo eso, le reiteramos que estamos de acuerdo que el mejor proyecto de nación es aquel en el que primero van los pobres.
Al salir del evento, pensé en los rostros de las personas que vi, en las pancartas de los distintos contingentes, en mi vecino Juan que a pesar de su lento andar, no ocultaba su alegría.
Todas esas personas tan distintas, de lugares tan diversos. Todos unidos en un proyecto que ejecuta un hombre que es capaz de aglutinarnos, de convocarnos.
Mi impresión final, es que siento un profundo respeto por ese hombre que lleva nuestras esperanzas en sus hombros. El tigre camina a su lado señor presidente.
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M21