Por Berna Valle @BernaValle1
Me llena de tristeza la tragedia que sucedió en la línea 12 del metro en la estación de Los Olivos. La pena que sufren las familias con tantos decesos es inconmensurable, el viacrucis que enfrentan de aquí en adelante quienes están aún hospitalizados es largo y doloroso.
Yo misma he viajado por esa estación, a esa misma hora, en muchísimas ocasiones. Mi familia y amigos usan cotidianamente esa línea.
Pensar que me pudo haber tocado a mí esta tragedia me llena de dolor y enojo, pero también de solidaridad para aquellos que hoy están en duelo.
A todos nos viene a la mente la venganza, buscar o inventar culpables… hacerlos pagar. Eso sin duda sucederá, pues la Fiscalía General de la República hace su investigación.
Los más mezquinos aprovechan la tragedia para pedir la cabeza de uno o de otro político. El partido conservador, como consecuencia de la falta de propuestas de sus políticos, ha montado una nueva campaña de odio contra todos los morenos.
Pero no se equivoquen, Morena ni existía cuando se construyó la línea 12. Hay que recordar que la línea 12 la construyó el PAN, la reparación de 2017, fue a cargo de Mancera del PRD. Hoy ambos partidos son aliados.
Antes de llegar a cualquier conclusión, mejor preguntemos a los testigos. Y no me refiero a las personas que vieron lo ocurrido, sino a los restos de la estructura.
Para eso son los peritajes forenses. El tipo de daño, indicará el tipo de falla.
Solamente los peritajes de ingeniería, podrán determinar mediante el análisis forense si el diseño fue el adecuado y si la construcción también fue adecuada.
Pero ¿qué hay de Morena? Nuestra gobernadora la Dra. Claudia Sheinbaum fue quien recibió esta y otras obras.
Al leer los testimonios y opiniones, surgen muchas conjeturas: ¿Está mal el diseño? ¿Fue falta de mantenimiento? ¿Son reparaciones mal ejecutadas? ¿Se trata de fallas administrativas? ¿Qué acción se tomó frente a los reportes de mal funcionamiento?
¿Qué sigue? Pues hay mucho trabajo por delante que los ciudadanos no debemos dejar en el olvido.
En primer lugar debemos asegurarnos que se lleve a cabo la revisión del diseño estructural de cada tramo, con una inspección profesional.
Los ciudadanos debemos estar seguros que cada remache, tornillo y soldadura está en el lugar donde se supone que debe estar. De lo contrario se deberán realizar las modificaciones necesarias.
En segundo lugar se debe hacer un análisis documental de la construcción. Cada tramo deberá tener un reporte de pruebas de los materiales (MTR), un certificado de origen del material, del acero y de la soldadura; reportes de la identificación de materiales en campo; certificaciones de la Sociedad Americana de Soldadura (AWS por sus siglas en inglés) del inspector de las soldaduras y del soldador; placas de las radiografías de cada soldadura; reporte de atestiguamiento de las radiografías por un tercero certificado también en AWS; etcétera, etcétera, etcétera.
Estos documentos son típicos de cualquier construcción industrial, por lo cual, deben existir registros.
En tercer lugar es necesario realizar mediciones para saber en dónde y qué tanto se desplazó la estructura después del sismo de 2017.
Tendrán que recalcular nuevamente la estructura para saber qué efectos provocan en la distribución del esfuerzo, y de ser necesario también se deberán hacer modificaciones.
Sin duda, no es un camino fácil, ni rápido, mucho menos barato. Pero la vida de mucha gente y nuestra confianza en nuestra gobernadora la Dra. Claudia Sheinbaum, depende de ello.
Eso nos lleva a la siguiente pregunta ¿a quiénes se les debe investigar como posibles responsables de esta tragedia? No es una pregunta fácil. ¿El que diseñó el Metro, el que hizo el cálculo estructural, el que lo construyó? Pero también hubo un sismo en el 2017; y se cerró la línea 12 para hacer reparaciones.
Nuevamente quién es el culpable en esta segunda etapa ¿El que diseño, el que recalcula la estructura, el que construyó las reparaciones, el que autorizó las modificaciones, el que hizo las inspecciones?
Después llegó el cambio de gobierno en 2018, ¿quién es el culpable? ¿la empresa que da mantenimiento, el que no hizo los reportes de falla, el que no atendió los reportes de falla? Todo esto deberá aclararse.
Quienes trabajamos en la industria, sabemos que una tragedia sucede después de al menos 600 incidentes graves no atendidos.
¿Una buena pregunta sería saber cuántos incidentes tuvieron en el metro antes de esta tragedia? Eso ayudará a identificar a los primeros responsables.
El asunto, no se limita a pedir la cabeza de un funcionario público. Una falla de este tamaño no es problema exclusivo de una dirección. Pensar de ese modo refleja total desconocimiento de las instituciones públicas y las empresas del estado.
Este tipo de tragedias, son síntomas graves de problemas sistémicos que abarcan toda la organización.
Los sindicatos son una parte fundamental de ese problema. Los tabuladores y clasificadores de trabajo, no permiten flexibilidad en las labores de los sindicalizados, y por lo tanto, muchos reportes quedan sin atenderse o sin reportarse.
Las empresas que dan mantenimiento al metro debieron haber hecho estos reportes, pero todo parece indicar que se limitaron a realizar inspecciones visuales que nada aportan en un mantenimiento profesional.
No se puede culpar al político de elegir a la empresa más barata (eso marca la ley) o de no someterse a la presión y sabotaje continuo por parte de los colectivos sindicales.
Las empresas de mantenimiento, son contratadas para ofrecer soluciones de ingeniería que los sindicatos se niegan a realizar o en su defecto, no tienen la capacidad tecnológica para hacerlo.
En todo caso el político es principalmente responsable de asegurar el flujo del dinero para no afectar la continuidad de los servicios y la seguridad de los usuarios.
Sin embargo, si la empresa falla al contrato o si el trabajador no reporta, entonces hay una responsabilidad penal que perseguir en ambos casos.
En este sentido se deberán revisar los contratos de mantenimiento de todas las empresas que dan servicio al metro, y al mismo tiempo evaluar si la organización interna del metro tiene personal suficiente y calificado para realizar las tareas asignadas.
Además hay instituciones educativas que llevan décadas colaborando con el metro como el IPN, el CINVESTAV y la UNAM, es cuestión de tomarlos en serio y analizar sus bases de datos como evidencia forense.
No se puede confiar todo a empresas subcontratadas ajenas a la operación diaria, o a grupos sindicalizados que anteponen la política, antes que las soluciones y la seguridad ciudadana.
Afortunadamente no somos iguales. Todos los actores políticos involucrados directa o indirectamente con el diseño, la construcción y la operación de la línea 12 del metro, se han mostrado abiertos a la investigación, a cooperar en lo que sea necesario.
Todo es distinto a lo que sucedía en los gobiernos neoliberales, donde simplemente se ocultaba la información.
Nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido una investigación a fondo, por eso tenemos la garantía que se conocerán las causas de la tragedia y se castigará a quien resulte responsable, sea quien sea.
Pero los militantes de Morena y habitantes de la Ciudad de México, no podemos conformarnos con un simple castigo a los responsables.
Debemos exigir un sistema moderno de vigilancia de la infraestructura crítica. Por ejemplo, la instalación de una red de elastómetros en todos los tramos elevados permitirá visualizar en tiempo real la distribución de esfuerzos en cada centímetro.
Esas tecnologías son muy caras, pero los habitantes de la Ciudad de México lo valemos y lo merecemos. Para eso hicimos este cambio, para vivir mejor.
El asunto es que esta tragedia sucede en época de elecciones. Entonces el partido conservador nos quiere hacer pensar que todo es culpa de Morena y que no es una elección adecuada.
Pero por otro lado, los partidos conservadores son responsables del diseño y construcción de la Línea 12. Honestamente no creo que ellos sean una opción.
Los partidos de la derecha solo consideran adecuado construir infraestructuras de calidad en Santa Fe, Cuajimalpa, pero en Tláhuac, pueblo de obreros, pues no lo merecemos.
Así que mi elección está firme. Voto masivo por Morena, la esperanza de México.
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M21