La oposición está moralmente derrotada. Sólo falta el voto certero para tocarles el SanSeAcabó y tan-tán.
La fecha está cada día más cerca y no hay duda que de aquí al próximo 6 de junio, ni aunque vayan de rodillas a rogarle al santo más milagroso, alcanzarán a Morena.
Y es que los PRIANISTAS y sus aliados solaztequileros no han logrado siquiera tener mensajes coherentes, ya no se diga creíbles.
Apuestan al insulto, a la denostación del contrario, a las noticias escandalosas creyendo que no ha pasado el tiempo y que van a ganar adeptos con campañas negras como aquella del ‘peligro para México’.
Y es que su horizonte es tan limitado que no han captado que con la presencia de medios alternativos junto con las benditas redes, la comunicación no solo es masiva sino expansiva y corre a la velocidad de la luz.
No hay peor ciego que quien no quiere ver, dice el dicho. Algo así le pasa a la oposición, porque andan invirtiendo su lana (más bien tirándola) en campañas carísimas y haciendo giras por el país para darse bañitos de pueblo.
Pero cuando la oposición apenas va, los militantes y simpatizantes de Morena, así como los seguidores de López Obrador y de los líderes históricos del movimiento, ya dieron dos vueltas.
Vaya, el activismo político en favor de la Cuarta Transformación está en pie de lucha y no se queda cruzado de brazos esperando que se cumplan fechas en el calendario o que inicien las campañas o que caiga una lana para hacer un tuit o un meme o volantear o sumarse a iniciativas ciudadanas.
Las campañas pagadas por el PAN con mensajes injuriosos al gobierno emanado de Morena, sólo muestran el ínfimo nivel de competencia.
Los hashtags #MorenaElRoboDeMéxico y #MéxicoTeQuedóGrande, así como los tours del ex candidato presidencial Ricardo Anaya, son prueba fehaciente de las patadas de ahogado que está dando el PAN y sus aliados.
Pero así pasa cuando pasa, porque los recorridos por el país, así como querer repetir modelos empleados por Morena o por su fundador, lleva a la oposición a ser una mala copia que los aleja cada vez más del pueblo.
No hay más: la oposición lleva en el pecado, la penitencia.
Haber fundado el imperio de la corrupción, vender al país, traficar con el hambre y la pobreza para canastear el dinero público a su favor, es una riqueza mal habida que ahora le pasa factura.
De ahí que los intentos de la oposición por dar alcance a Morena y acercarse al pueblo, son sin duda sus últimos estertores, así que no se agiten ni se angustien, porque el camino a la transformación no tiene vuelta atrás.
Dicho está. Hecho está.
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M21