¿Cómo va Joe Biden con su promesa de reforma migratoria? La realidad nos indica que: “bien, gracias”.
Trump hace un año que dejó la presidencia, y con él se llevó su farsa aquella del “América para los americanos”.
Pero en su lugar se quedó Biden, con quien a un año al frente de la presidencia, el discurso de “nosotros sí vamos a aprobar una reforma migratoria” aún no se ha convertido en una realidad.
El problema es que mientras los inmigrantes indocumentados esperan a que ocurra una reforma migratoria, es durante ese periodo de espera e incertidumbre cuando se presenta el peligro de la deportación, la cual puede llegar cualquier día y a cualquier hora.
Y previo a eso, meses de encierro injusto y condiciones inhumanas en alguno de los diversos mal llamados “centros de detención” que están regados por todo el territorio estadounidense, en donde la gente corre el riesgo de enfermarse de Covid-19 o de cualquier otra enfermedad y no ser atendidos dignamente por las autoridades, lo que aumenta las posibilidades de muerte para los inmigrantes más vulnerables.
Y del encierro y la posterior deportación de una persona se derivan también otros problemas (sobre todo cuando la detención es arbitraria e injusta), no solo para quien se encuentra encerrado injustamente, sino que hay muchas personas detrás de ese sufrimiento e injusticia que tiene que pasar el inmigrante en estos centros de humillación y tortura física y psicológica.
Aunque al final de su mandato se verá el resultado real de si sí, o no, cumplió lo que prometió, los inmigrantes no pueden esperar toda la vida a que el presidente y el partido en el poder actúen.
Es ahí donde entra la importancia de la movilización social y la presión colectiva, para que los políticos (todos) se pongan las pilas y sepan estar a la altura de las circunstancias para aprobar una reforma migratoria profunda.
Y es que son una gran mayoría quienes se merecen la legalización. Sobre todo los que se dedican solo a trabajar (o estudiar) y que jamás han cometido crimen alguno. Quienes, por ejemplo, echaron raíces en Estados Unidos y cuentan con familias en donde la mayoría, o todos, son ciudadanos estadounidenses.
Algo que sí le reconozco a Biden es que enseguida de tomar posesión de su cargo, le puso fin a la construcción del mentado muro. Un muro que, entre muchas otras cosas, era caro, inútil, innecesario e inhumano.
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M21